1. ¿Cree que Sadam Husein representa un peligro para la paz mundial? 2. ¿Cree que está justificado un ataque a Irak? 3. ¿Qué opinión le merece la política en torno a la guerra del Gobierno de José María Aznar? 4. ¿Cómo cree que puede afectar este conflicto a la unidad europea?
1. A estas alturas, subrayar que estar contra la guerra no significa estar con, o a favor de, Sadan Husein es una obviedad. Faltaría más... A diferencia de 1991, Sadan Husein, aunque quisiera, no puede volver a ser en 2003 un peligro para la paz mundial. Sadan Husein es un grave incordio para Occidente; y desde luego una trágica pesadilla para el pueblo de Irak.
2. En ningún caso está justificado. Aun considerando que el peligro para la paz mundial por parte de Husein fuera verosímil, la guerra, que no sería contra él sino contra Irak, sería un desastre incomparablemente mayor para el pueblo de Irak que para el tirano Husein. Las guerras las declaran los líderes y la padecen los pueblos.
3. La política del Gobierno de Aznar es estrictamente belicista y hay que estar -de hecho, se está- contra la misma. La ha dictado a espaldas y con desprecio del Parlamento, lo cual es un atentado a la democracia. Para su propio partido, la política de Aznar es una catástrofe. Cuando desaparezca de la escena, ¿quién podrá recomponer la desastrosa herencia de este líder cuyo autoritarismo compulsivo le ha llevado a tomar las decisiones más comprometidas en la soledad más absoluta?
4. La UE ha de mantenerse firme frente al belicismo de Bush. O se sigue esa línea o la UE y Naciones Unidas saldrán en una situación de inidentidad, ineficiencia e inutilidad difícilmente subsanables.
Carlos Castilla del Pino, catedrático de Psquiatría de la Universidad de Córdoba.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de febrero de 2003