Trabajo, desde que se inauguró allá por el mes de mayo, en la macroestación de Nuevos Ministerios, en la zona de facturación aérea.
Entiendo que una obra nueva tenga ciertas deficiencias en su inicio, y más aún sabiendo que esta obra se inauguró deprisa y corriendo, porque así lo estimaron oportuno los políticos de turno para hacerse la foto. Pero, desde luego, lo que no entiendo es que esas deficiencias no se subsanen de una manera rápida y eficaz, sobre todo cuando atentan contra la salud de los que trabajamos allí.
Y es que, paralelamente a la llegada de esta ola de frío que parece que ya empieza a remitir, el sistema de calefacción de esta zona de la susodicha macroestación se estropeó el viernes 10.
Estoy de acuerdo en que esto pueda suceder, ninguna máquina es perfecta, pero que tarden cuatro días en arreglarlo me parece inaudito.
Además, esto no es la primera vez que sucede.
Por tanto, con esta denuncia quiero hacer ver a estos señores responsables del Metro y por consiguiente de la zona de facturación de Nuevos Ministerios, que allí trabajamos personas y que unas condiciones dignas mínimas para ejercer nuestra profesión es lo menos que nos pueden ofrecer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de febrero de 2003