Soy una madrileña enamorada de mi país y, como tal, porque estoy tan orgullosa de ser española, al mismo tiempo siento una inmensa tristeza al ver que el esfuerzo que se ha venido haciendo por tener unas carreteras europeas, ahora llevemos unos cuantos años que no se invierte en el mantenimiento.
Esta queja es en general, pero en especial en la Comunidad de Madrid.
Frecuento la autovía de circunvalación M-40 en el tramo comprendido entre el aeropuerto de Barajas hasta la carretera de Valencia y hay más de veinte socavones.
Llevan ya mucho tiempo y es peligroso, porque hay que esquivar estos tremendos agujeros.
En fin, que después de estar tan orgullosa de nuestro nivel de carreteras, tengo que empezar a avergonzarme cuando alguien del extranjero me comenta que estamos como antes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de febrero de 2003