Cuando aún seguimos conmovidos y rotos por el último asesinato de ETA, el primero de este año, quisiera llamar la atención sobre la gran repercusión que dicho asesinato está teniendo para la ciudadanía a través de los medios de comunicación, pues están "corriendo ríos de tinta" escrita y televisiva con declaraciones, mítines, pancartas, acusaciones de responsabilidad, manifestaciones, debates, entrevistas, concentraciones, etc.
Pero aquí llega mi reflexión como persona y en particular como mujer. Se acerca el 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, y antes de que la anunciada guerra contra Irak quite protagonismo a ese día, quisiera denunciar la violencia de género. En lo que va de año han sido asesinadas en España 12 mujeres y, exceptuando a sus familias y conocidos, a nadie más parece haberle conmovido especialmente estas muertes trágicas ni el sufrimiento de esas víctimas. Sabemos que son miles de mujeres las que sufren esa violencia y que viven sin protección, sin escoltas, en un infierno y terror permanentes todos y cada uno de los días junto a su agresor.
Pero parece que esas muertes y ese sufrimiento no dan votos ni réditos electorales. Así de duro y claro es lo que denuncio. ¿Cuándo se han visto condolencias oficiales, pancartas, manifestaciones, etc., ante estos asesinatos?
Si en lo que va de año ETA hubiera asesinado a 12 personas ¿qué habría pasado? No es descabellado pensar en un estado de excepción o incluso en una ocupación militar.
Por eso, como mujer, quisiera ser aquí y ahora la voz de tantas mujeres sin voz y que sientan mi cercanía, mi cariño y el abrazo por tanto sufrimiento callado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de febrero de 2003