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OPINIÓN DEL LECTOR

Amenaza de guerra

Escuchaba el sábado la cobertura que la SER estaba ofreciendo de las manifestaciones en contra de la guerra en numerosas ciudades y pueblos de todo el Estado. Al igual que ocurrió cuando la catástrofe del Prestige, la SER supo conectar con el sentir generalizado de la población y, rompiendo una de las supuestas sagradas normas del periodismo, la neutralidad, sus locutores tomaron partido (su entusiasmo les delataba) por los cientos de miles de personas que a esas horas expresaban un único grito solidario: "¡No a la guerra!" Por así decirlo, los locutores se sumaron con sus micrófonos a la manifestación y convirtieron la transmisión en una auténtica fiesta cívico-reivindicativa.

A esa misma hora, los locutores de la COPE, la cadena desde cuyos púlpitos se alienta la guerra contra Irak, disimulaban como podían el escaso entusiasmo que les producía ver a tantos cientos de miles de ciudadanos gritando las consignas que tanta urticaria despiertan a sus locutores estrella. Pero ellos, inasequibles al desaliento, y refiriéndose a la manifestación multitudinaria de Madrid, comentaron esa misma noche que el manifiesto leído por Almodóvar, Leonor Watling y Fernán-Gómez había convertido el acto en una clara defensa del régimen iraquí.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de febrero de 2003