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AMENAZA DE GUERRA | La posición de Europa

La UE apuesta por una salida pacífica porque "lo quieren los ciudadanos"

Los líderes de los Quince airean sus discrepancias en la cumbre extraordinaria de Bruselas

Reunidos para frenar su profunda desunión ante la crisis de Irak, los líderes de Europa airearon ayer nada más llegar a Bruselas sus discrepancias, lograron después un consenso básico y se despidieron lanzándose algún que otro pullazo. Eso sí, en la declaración pactada en la cumbre extraordinaria sobre Irak los Quince son sensibles al clamor contra la guerra y, aunque no descartan el uso de la fuerza como "último recurso", afirman: "Queremos conseguir pacíficamente. Es lo que quieren los ciudadanos de Europa". A la vez, apostaron por seguir trabajando con EE UU.

Cada cual en su papel, Tony Blair y José María Aznar abogaron por el desarme iraquí "inmediato" sin excluir la guerra, mientras Gerhard Schröder y Jacques Chirac optaron por dar más tiempo a los inspectores. El segundo incluso anunció su rechazo a una segunda resolución del Consejo de Seguridad. "Creo que la mayor parte de la gente comprende que, si no se puede hacer pacíficamente , tendrá que ser por la fuerza", advertía el ministro británico Jacques Straw al pisar Bruselas.

"Que Irak cumpla la resolución 1.441, porque es su última oportunidad", comentó Aznar a sus homólogos. "Los inspectores deben disponer del tiempo que necesiten", advertía el alemán Joscka Fischer. La reunión previa de los ministros de Exteriores se abrió incluso con un rapapolvos del belga Louis Michel al club de los ocho (Aznar, Blair y el resto de leales a EE UU) por haber "enviado una señal de división que nos debilita a todos". Ante tales "diferentes interpretaciones", como dijo Straw, los Quince optaron por "centrarse más en lo que les une que en lo que les separa", según la ministra española, Ana Palacio.

Con ese espíritu, el comunicado pactado resalta que la UE quiere "el total y efectivo" desarme de Irak y añade la referencia al deseo de los ciudadanos de encontrar una salida pacífica, una frase que sin duda contentó a franceses, alemanes y belgas. Schröder declaró que esa búsqueda de la salida pacífica se convierte ya en "un objetivo, un compromiso de la UE". La declaración añade: "La guerra no es inevitable. La fuerza debería ser el último recurso".

Del borrador inicial se eliminó la afirmación de que "el tiempo se está acabando", pero sí precisa que "las inspecciones no pueden continuar indefinidamente sin la plena cooperación iraquí". "Bagdad no debe hacerse ilusiones", "sólo el régimen iraquí será responsable de las consecuencias si continúa burlando los deseos de la comunidad internacional y no aprovecha esta última oportunidad".

En ese objetivo de desarmar a Sadam, la UE seguirá trabajando con "todos sus aliados, y especialmente Estados Unidos", una referencia que contentó a Aznar, Blair y Berlusconi. Al margen del estricto problema con Irak, la declaración incluye la exigencia de la UE de reactivar el plan de paz para Oriente Próximo, y sobre todo el calendario acordado por el cuarteto (Rusia, EE UU, ONU y UE) que prevé la creación del Estado palestino en 2005.

Los Quince superaron así el peligro de que un fracaso abriera una grave crisis en la UE, pero lo lograron eludiendo los puntos de fricción: triplicar la cifra de inspectores, lanzar una segunda resolución en la ONU, abrir la vía de la guerra, dar un ultimátum a Sadam o rechazar la tentación de Washington de actuar por su cuenta. Al término de la cumbre, Schröder explicaba que el acuerdo era "el resultado de un compromiso entre diferentes puntos de vista", mientras Chirac aseguraba que "la minicrisis en la UE ha sido superada", pero la fiesta concluyó también con golpes bajos.

Golpes bajos

De Chirac contra los países candidatos por alinearse con EE UU. De Blair frente a Schröder: "Irak será desarmado. Pacíficamente o con la guerra". Del canciller alemán frente a quienes le recordaron que el pacto de ayer deja abierto el recurso a la fuerza: "Es un punto de vista de principio que no tiene consecuencias sobre el objetivo de una solución pacífica". Y hasta de Berlusconi contra los manifestantes pacifistas: "Le han enviado a Sadam el mensaje de que puede seguir jugando como lo ha hecho 12 años".

Otros se apuntaron el tanto: "Cinco de cinco", dijo Aznar al referirse a que la declaración final incluye los cinco puntos que él había propuesto. Pero obvió que su propuesta no aludía a las manifestaciones pese a que España fue el país europeo con más participantes. Aun así, declaró: "El sentimiento contra la guerra es compartido por este Gobierno, que trabaja a favor de la paz". Pero el mensaje críptico vino de la boca del belga Michel, cuando explicó que "el eje franco-belga-alemán es, probablemente, precursor de un cambio de política exterior de la UE".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de febrero de 2003