Son jóvenes poetas, pero ya no se pegan por las calles ni se retiran el saludo, ni sostienen verdades absolutas... Han nacido entre los años sesenta y ochenta y entran en el género sin prejuicios y con anchas miras. Y abren un camino nuevo: el de la síntesis de la poesía de la experiencia, es decir, lo real y lo pegado a la calle, con los rincones de Orfeo, sus anhelos y sus tormentos más íntimos. Luis Antonio de Villena los ha elegido por haber abierto esa nueva senda en la literatura española y los ha reunido en una antología prologada por él, La lógica de Orfeo (Visor).
"Hasta ahora esa forma de hacer poesía ha convivido en un mismo autor, pero en épocas diferentes; sin embargo, ellos lo logran en un mismo poema", declaraba De Villena en la presentación del título en la Residencia de Estudiantes. Le acompañaban tres de los autores incluidos en el volumen: Antonio Lucas, Luis Muñoz y Javier Rodríguez Marcos, que junto a otros como Álvaro García, Lorenzo Plana, Lorenzo Oliván, Ana Merino, Andrés Neuman o las más jóvenes de la hornada, Fruela Fernández (Langreo, 1982), o Elena Medel (Córdoba,1985), forman la antología, entre otros.
Los tres acompañantes del compilador explicaron lo que era la poesía para ellos, cosa que también hacen todos con un texto propio y breve en el libro. "La poesía es el reino de la posibilidad", decía Muñoz. A Lucas le interesa de su generación "la reactivación de dos caminos: la vertiente metafísica y la irracionalista", dijo. Rodríguez Marcos, por su parte, dejó claro el equilibrio entre las dos voces que ha teorizado Villena: "Un poema me interesa en el punto que es lógico, pero todavía no es lo suficientemente órfico como para parecer un galimatías hermético e ininteligible", sentenció.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de febrero de 2003