Contemplo arrobado en la pequeña pantalla unas declaraciones de la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, que, ante la pregunta de qué opinaba de las masivas manifestaciones de la población española contra la guerra, contesta con desparpajo que ella está de acuerdo con las manifestaciones y que le parecen positivas.
Otros cargos del Gobierno al unísono manifiestan que ellos también luchan por la paz (aunque probablemente en la intimidad). Hasta el pobre Kant sale en defensa del ministro de Defensa para defender la guerra en un patético artículo de Federico Trillo titulado de manera elocuente Sí a la paz. Un panfleto naïf encartado en la prensa por el PP, en la que aparece en la portada una inocente niña escribiendo paz en la pizarra, también incide en el mismo beatífico mensaje. El próximo paso será proponer a George Bush como próximo Premio Nobel de la Paz. (Ya hay precedentes, Henry Kissinger también lo obtuvo).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de febrero de 2003