La vida ciudadana quedó ayer totalmente paralizada en la localidad almeriense de El Ejido en el tercer día de violentos incidentes racistas desencadenados tras el asesinato de una mujer en el mercado el pasado sábado. La tensión seguía siendo anoche muy alta. La policía, cuya pasividad ha sido denunciada por partidos políticos y organizaciones sociales, cargó por la tarde contra vecinos de El Ejido que encabezaban disturbios y realizó las primeras 11 detenciones.
Los incidentes se sucedieron durante toda la jornada: persecuciones de magrebíes, incendio de algunos coches y chabolas y cortes de carreteras, que por la tarde dejaron prácticamente incomunicada la localidad. Por la mañana, algunos piquetes recorrieron las calles de El Ejido obligando a cerrar los comercios. Tampoco se trabajó en los invernaderos de la zona, y los inmigrantes permanecieron refugiados en sus casas. La policía cargó a última hora contra un grupo de vecinos que encabezaban los disturbios y realizó las primeras detenciones desde que comenzaron los alborotos. Por la noche fueron quemados un invernadero, un cortijo y una planta de reciclamiento de plásticos. El número de heridos en los incidentes alcanzaba ayer el medio centenar. La pasividad policial a la hora de cortar el brote de violencia racista fue denunciada ayer de forma contundente por partidos políticos, sindicatos y organizaciones sociales. El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, condenó el "brote racista y xenófobo" y garantizó la intervención policial para combatir los incidentes. El fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, ha pedido información detallada para decidir si adopta medidas. La situación de los 5.000 inmigrantes marroquíes en El Ejido es de auténtica marginación. Más de la mitad de ellos viven hacinados en infraviviendas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de febrero de 2003