Vicente del Bosque había concentrado a 21 jugadores, lo que le obligaba a hacer tres descartes. Uno fue Zidane, por lesión. Otro, Flavio. Y el tercero, Morientes, protagonista de la polémica de la semana al negarse a jugar ante el Borussia de Dortmund en los minutos finales, el pasado miércoles, e insultar a su técnico.
En principio, Del Bosque no tomó medida alguna y todo parecía resuelto con la convocatoria del delantero. Pero, a la hora de la verdad, optó por prescindir de él y apostar por los otros futbolistas que pueden jugar como delanteros. Ronaldo y Guti fueron los titulares y en el banquillo estuvieron Portillo y Tote.
El caso es que comenzaban a oírse algunos tímidos silbidos en la grada, que se repitieron con mayor insistencia en algunos tramos de la segunda parte, cuando Roberto Carlos chutó raso una falta que traspasó la torpe barrera formada por el Valladolid y se comió Bizarri. Instantes después, Ronaldo, destinatario de buena parte de aquellas protestas, aprovechó un servicio en profundidad de Guti y marcó de gran disparo.
El Bernabéu acepta de buen grado que el Madrid necesite recibir un gol para reaccionar, lo que ha ocurrido a menudo. Así, el Recreativo llegó a colocarse 0-2, aunque acabó goleado (4-2). También el Betis se puso por delante y acabó aplastado (4-1). El penúltimo capítulo se escribió en el encuentro de la Liga de Campeones de la pasada semana, en el que el Madrid remontó el gol del Borussia.
Ayer, el Valladolid sacó fruto a su dominio en los instantes iniciales gracias al tanto de Sales. El público mostró su enfado, pero el Madrid, en sus dos únicas llegadas con peligro, logró remontar antes del descanso.
Un Madrid en el que Del Bosque introdujo más cambios de los habituales con vistas al partido del martes frente al Borussia. A la baja obligada de Figo, por su expulsión en Pamplona, se unió la de Zidane, que arrastra molestias, y la de Flavio. McManaman, Guti y Cambiasso ocuparon sus puestos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de febrero de 2003