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FÚTBOL | Liga de Campeones

El chico que no duda

Con una seriedad que no lograba ocultar la satisfacción de su rostro, Javier Portillo se enfrentó a un ejército de cámaras, micrófonos y libretas. De repente, era un futbolista célebre. Pasaban a su lado Zidane, Ronaldo y Roberto Carlos y, por una vez, no merecían la atención que despertaba el joven delantero.

Dedicó los goles a la familia, elogió a Zidane por la jugada que precipitó el tanto del empate y mantuvo el perfil modesto de quien no quiere equivocarse en las declaraciones. Pelo encrespado por una abundante dosis de gomina, Portillo tiene el aspecto de los jugadores que todavía no se han dejado llevar por la marea de la moda y de las marcas. Es un representante de los pavones, y sus goles también les representa a ellos de alguna manera. "Es el gol más importante de los que he marcado en el Madrid", dijo con ojos brillantes.

"Lo estábamos pasando muy mal en el banquillo, porque todos los rebotes iban para ellos", confesó. "Estaba muy concentrado en el calentamiento y el míster me dijo que intentara coger algún balón, y que ayudara a Ronnie y a Raúl. El otro día sí toqué el balón en dos ocasiones antes del gol, pero esta vez fue a la primera. Los compañeros me dijeron de todo, que si eres un genio, que si tal..."

Mientras hablaba era evidente que el gol de Dortmund le concede sus primeros galones en el equipo. "Yo lo que quiero es jugar más minutos, claro. Llevo trabajando mucho para esto y he pasado malos momentos. Pero bueno, hay que ir despacio, es mi primer año y el sábado, si tengo otro ratito, intentaré aprovecharlo".

En el Madrid, donde la competencia por los puestos y los minutos es feroz, Portillo aprovecha sus escasos minutos con usura. Marcó frente al Valencia y el sábado frente al Valladolid, un gol que tuvo la virtud de producirse en plena tormenta por el incidente Morientes. Ese tanto le permite adelantar a su compañero en la escala de suplentes de Raúl y Ronaldo. En Dortmund, Morientes y Portillo estaban en el banco. Cuando llegó el momento de jugarse la vida, Del Bosque eligió al joven delantero. Su gol frente al Valladolid pagaba dividendos. El que marcó ayer le supondrá algo más: la delantera definitiva sobre el jugador que le disputaba los minutos de suplente. A la hora de aprovechar oportunidades, parece que Portillo hace lo mismo que en el área: no duda y remata.

Lo más negativo de ayer fue la lesión de Figo. Padece una lumbalgia aguda y una contractura en un aductor, que le impedirá jugar contra el Alavés en Vitoria.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de febrero de 2003