El féretro del actor italiano Alberto Sordi / EPA
Adiós al último romano de verdad
Turistas japonesas miran confusas a la pantalla donde Alberto Sordi, con camiseta blanca y un pañuelo al cuello, al estilo cowboy, pronuncia frases incomprensibles en romanaccio, el dialecto de la capital italiana. Son las once de la mañana en la plaza del Campidoglio, corazón de Roma, convertida por el Ayuntamiento en un cine al aire libre, dedicado a recordar los éxitos del gran Albertone, muerto la madrugada del martes a los 82 años.