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CARTAS AL DIRECTOR

La guerra y la capacidad de decidir

A menudo nos paraliza la sensación de impotencia. Sin embargo, unidos no somos tan impotentes. ¿Acaso no fue la gente la que derribó el muro de Berlín? ¡Quién hubiera podido imaginarlo! Dos días después de la manifestación internacional contra la guerra, Jack Straw, uno de los diplomáticos más belicistas, declaró: "Sí, ha habido una gran manifestación, probablemente la mayor que hemos visto en Londres en la historia reciente de nuestra democracia, y tenemos que tener en cuenta a la opinión pública. Es claramente más sencillo para un Gobierno llevar al país a la guerra si la población está a favor que si está en contra. Es muy difícil ir a la guerra en estas circunstancias".

El mismo día, en The New York Times, se afirmaba que aún hay dos potencias: EE UU y la opinión pública internacional. Somos, por tanto, los únicos que podemos moderar la codicia del gigante. Ojalá paremos esta guerra, y si no, quizá la siguiente. Con estas manifestaciones en todo el mundo de rechazo a la guerra no sólo hemos dado una lección que no esperaban las petroleras, Gobiernos o poderes mediáticos y fácticos interesados en la guerra, sino también a los potenciales terroristas, a los que hemos demostrado que no somos colonialistas sanguinarios.

Les quitamos los motivos para odiarnos. Y esto sí es lucha contra el terrorismo y la barbarie. No olvidemos nuestra capacidad de decidir, nuestra responsabilidad como ciudadanos del mundo. No la dejemos escapar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de febrero de 2003