Ángel Abad, arquitecto, compareció ayer en calidad de perito ante el tribunal de la sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y afirmó: "Las obras de rehabilitación que se hicieron sobre el Teatro Romano de Sagunto son reversibles, pero las desaconsejo".
El arquitecto, que actuó como perito elegido por el tribunal, presentó sus conclusiones y dijo a los magistrados que "no existe ningún problema para demoler lo que se ha construido sobre el monumento original, es viable en su mayor parte". Tanto el mármol añadido en las gradas como el muro que cierra la escena, elementos de la obra nueva realizada por los arquitectos Giorgio Grassi y Manuel Portaceli, son "eliminables" pero "no devolverían al monumento al estado idéntico que tenía con anterioridad". "Se desconocen dónde están algunas de las piedras originales que fueron eliminadas", añadió. El experto especificó que "la demolición pura y dura podría provocar algún perjuicio", razón por la que defendió un plan, "que podría estar redactado en dos meses" y que "evitaría cualquier daño al monumento".
A pesar de afirmar que al Teatro Romano de Sagunto se le pueden quitar los añadidos, agregó que lo desaconseja. Según Abad, el monumento tiene ya, incluso con la obra nueva, un valor en términos de patrimonio. Y aseguró que "es la Generalitat la que debe decidir sobre qué quiere hacer para poner en valor el monumento". Abad introdujo un nuevo concepto de rehabilitación, más propio de los últimos tiempos según indicó, en el que cabría la inclusión de elementos nuevos, que no estaban en la construcción original.
Las obras fueron declaradas ilegales por el TSJ en 1993 y por el Tribunal Supremo en 2001 porque en esencia no supusieron una rehabilitación sino una reestructuración. Dado que la Generalitat, responsable de la actuación sobre el monumento, el Ayuntamiento de Sagunto y el letrado que denunció la rehabilitación, Juan Marco Molines, no han llegado a un acuerdo sobre cómo ejecutar la sentencia que declaró ilegales las obras, es ahora el TSJ el que debe determinar cómo abordar la reversibilidad, en el caso que la considere viable.
Marco Molines comentó al terminar ayer la vista que "Abad no ha considerado argumentos profesionales para manifestarse contra la reversión" e insinuó que el sentido del informe del perito "puede obedecer a presiones políticas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 1 de marzo de 2003