Francisco Álvarez-Cascos sostuvo ayer, en la toma de posesión de Ramón Escribano como presidente del GIF, que ahora "más que nunca" es necesario "mantener el rumbo emprendido hace tres años, sin dejarse condicionar por los intentos de confusión que están organizando determinados grupos con potentes apoyos mediáticos". "Para estos organizadores de la agitación", prosiguió el ministro, "que son los que no tienen alternativa política, vale todo menos el rigor y la coherencia. Por ejemplo, Sadam Husein es el nuevo Gandhi del pacifismo. La catástrofe del Prestige no tiene nada que ver con el propietario de la carga, con el armador, con el fletador o con la aseguradora, que son los que habrán de pagar el daño causado. Los sabotajes en la catenaria del AVE a Zaragoza se utilizan como prueba de las deficiencias de la línea, y un socavón ocasionado por una obra de otra Administración se convierte en una dolina del terciario para seguir alimentando la confusión".
Previamente, Cascos elogió al destituido Juan Barrón. "Quiero reafirmar mi alto concepto de su hombría de bien, de su rectitud y de su alta cualificación profesional". Y justificó su relevo al frente del GIF diciendo que los cargos públicos de confianza asumen "la responsabilidad de las actuaciones de otros cargos, generalmente fijos, en cuyos cometidos directos muchas veces están las causas cercanas de unos determinados problemas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de marzo de 2003