Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Necrológica:

Paloma Fernández-Fontecha, parlamentaria de Madrid

La muerte, ayer, se sentó en el escaño de Paloma Fernández-Fontecha, de 51 años, diputada por el PP en la Asamblea madrileña. La muerte, ayer, estremeció a los grupos de la Cámara de Vallecas. No fue capaz la vida de vencer ese impulso terrible de la muerte. Cariñosa, preocupada por todos, Paloma Fernández-Fontecha, dejó ayer la vida. Ella que había hecho del Parlamento madrileño una forma de enfrentarse a su propia vida. Siempre, dicen, la muerte es una sorpresa, un "manotazo duro, un golpe helado", y ayer su jefe de filas, Miguel Ángel Villanueva, portavoz popular en la Asamblea, recordaba, emocionado, la figura de una diputada que, desde 1991, había dejado entre sus compañeros -de partido y oposición- una forma de hacer política basada en la dulzura y la comprensión.

Villanueva se refería a ella como "compañera", ese apelativo, cordial y tierno que, ante la muerte también de un ser querido, utilizó el poeta Miguel Hernández: "Compañero del alma, compañero". Y como él, probablemente, Villanueva sintiera ese "dolor agrupado en su costado". Tenía dos hijos. Y apenas hace unos meses, su hija había tenido una niña. "Era una abuela feliz", recordaba Villanueva, que la define como una persona "muy tranquila".

Paloma Fernández-Fontecha llevaba desde la III legislatura en la Asamblea de Madrid. Fue vocal del Consejo de Administración de la televisión madrileña y candidata al Parlamento Europeo en 1989. Era miembro del Comité de Afiliación y del de Derechos y Garantías del PP.

La muerte, ayer, deshizo, inmisericorde, la vida. Lo escribió Miguel Hernández en ese maravilloso poema al amigo muerto: "Temprano levantó la muerte el vuelo". Siempre es demasiado temprano. Como ahora.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de marzo de 2003