Para el 10 de marzo, las autoridades de Rusia planean repatriar a 600 ciudadanos de este país residentes en Irak, en el marco de una operación que comenzó ayer. A bordo de un avión especial del Ministerio de Situaciones de Emergencia, 151 personas, de ellas 78 rusos, 53 ucranianos, 12 de Bielorrusia y 8 ciudadanos de Tayikistán, viajaron anoche desde Bagdad a Moscú. A este primer vuelo seguirán otros cuatro más.
La evacuación afecta a 600 ciudadanos rusos, la mayoría de los residentes en Irak. Sin embargo, el Ministerio de Exteriores de Rusia prefiere hablar de "reducción de la colonia". El breve plazo dado para concluir el traslado fomenta, sin embargo, las especulaciones sobre la inminencia de una operación militar. A principios de febrero había en Irak algo más de 1.000 ciudadanos rusos, pero esta colonia se ha visto menguada ya por el traslado de las familias de los técnicos que trabajan en aquel país y de las familias del personal de la Embajada en Bagdad.
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Desde la capital iraquí, el corresponsal de la cadena de televisión NTV afirmó ayer que las empresas rusas en Irak dejaban retenes de dos a tres personas para controlar la situación. El mayor contingente ruso en Irak, algo más de 500 personas, trabaja en la construcción de la central eléctrica de Iusefía, a 40 kilómetros de Bagdad.
Por otra parte, en Moscú, en una insólita alocución en el Ministerio de Exteriores de Rusia, el patriarca de la Iglesia ortodoxa, Alejo II, advirtió ayer a EE UU contra un ataque a Irak. "En estos días agitados, cuando se decide el futuro de Oriente Próximo y tal vez del mundo, quisiera recordar que la Iglesia ortodoxa rusa está en contra de que un Gobierno use la fuerza para imponer su voluntad a otro", dijo el patriarca, máxima autoridad de la confesión religiosa mayoritaria en Rusia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de marzo de 2003