El viernes, tras el debate en el Consejo de Seguridad, los ministros de Exteriores de los 15 países miembros celebraron un almuerzo privado en la cuarta planta del edificio de Naciones Unidas para continuar con el intercambio de puntos de vista. Invitaba el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
El ultimátum a Sadam Husein -la nueva propuesta que Estados Unidos, Reino Unido y España someterán a votación en breve- fue el asunto que despertó más interrogantes entre los 10 miembros no permanentes. Se trata de la antigua segunda resolución que circulaba entre los países y que, ahora, tiene un plazo fijo: 17 de marzo.
Powell "hablaba de guerra en tiempo presente. Lo estabas viendo", dijo una fuente
Según un diplomático, EE UU se ha colocado en la lógica de no contar con la ONU
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Uno de los miembros preguntó cuál era el sentido de este emplazamiento. El responsable del Foreign Office británico, Jack Straw, explicó que no se trataba de que Sadam Husein entregara todas las presuntas armas de destrucción masiva que posee o revele sus arsenales en esos días de plazo. "Se trata de que haga un gesto", dijo. Su embajador ante la ONU, Jeremy Greenstock, con formación de pastor evangélico, hizo una exposición teológica sobre las palabras y los actos, y subrayó que todo dependía de la respuesta de Sadam.
Cuenta habida de que el nuevo proyecto de resolución llama también al pueblo de Irak a tomar cartas en el asunto, un embajador, no sin humor, apuntó que los patrocinadores parecían creer dos cosas: que el pueblo podía derrocar al dictador iraquí o, bien, que se produciría un milagro; a saber, la súbita conversión religiosa de Sadam Husein. Lo primero, dijo, era improbable. Y, agregó, hasta ahora nadie había creído en la conversión de Sadam. "Por alguna razón hemos votado la resolución 1.441 que ha permitido entrar en las mezquitas para ver si hay armas", ironizó. Greenstock contestó: "No se trata de una conversión; si no que nos diga: 'Les he mentido".
Una fuente diplomática calificó la propuesta de plazo hasta el 17 como una trampa. "No son 10 días; porque el plazo empieza a correr desde que se aprueba. Y es evidente que para EE UU ya ha empezado aún cuando todavía no se ha votado". Powell lo dijo: "Vamos a traer una resolución para votar. El tic-tac continúa".
En el almuerzo, la ministra de Exteriores española, Ana Palacio, insistió en su posición de que era necesario un mensaje de dureza para que Husein supiera lo que le espera. "Nosotros tenemos que presionar. La responsabilidad de la guerra es suya", dijo. Otro diplomático consultado señaló que al hacer público un plazo que no ha sido resuelto por el Consejo de Seguridad, EE UU ya se ha colocado en la lógica de no contar con la ONU, tal como ha venido anunciando al afirmar que irá a la guerra con la aprobación o no de Naciones Unidas. El presidente Bush advirtió el jueves, en vísperas de la reunión, que "cuando se trata de la seguridad, Estados Unidos no necesita pedirle permiso a nadie".
El ministro de Exteriores de Francia, Dominique de Villepin, defendió durante el almuerzo, su iniciativa de que, ante una propuesta que plantea la alternativa de guerra o paz, sean los jefes de Estado y de Gobierno de los 15 miembros del Consejo quienes acudan a la ONU para votar el ultimátum.
"La idea de una reunión del Consejo al más alto nivel permitiría que el presidente Bush escuche la petición de los máximos representantes de cada país. Él podrá explicar que EE UU va a atacar a Irak. Los presidentes y jefes de Gobierno de los países disidentes expondrán su posición contraria. Y quizá puedan llegar a un acuerdo entre ellos que podría ser explicado al pueblo norteamericano", dijo. Una fuente explicó que Francia pretende arropar a Bush, permitiéndole, si quisiera, salvar la cara ante su opinión pública.
Fuentes consultadas dijeron que el ministro de Exteriores de Siria, Farruk Chara, habló en términos dramáticos en la última parte del almuerzo. "Hemos hecho llegar un mensaje al Gobierno norteamericano durante las últimas semanas. Otros países árabes también lo han hecho. Ese mensaje es que no podemos entender lo que está haciendo. La concentración militar que han realizado ya está provocando problemas muy serios en cada uno de nuestros países", advirtió. El ministro sirio prosiguió: "Los problemas se van a agravar más todavía". El ministro preguntó: "¿Por qué esta guerra?".
Powell, según una fuente fidedigna, intentó responder. Se le veía más cansado que durante la mañana. El secretario de Estado norteamericano explicó que Siria y Estados Unidos habían sido países aliados durante la anterior guerra del Golfo. Recordó que él, como responsable de la junta de jefes de Estado Mayor norteamericano en febrero de 1991, había recibido críticas durante estos 12 años por el hecho de que en aquellos días las tropas aliadas no continuaron hasta Bagdad para librarse de Sadam Husein.
Y agregó: "El Ejército estadounidense es una institución rigurosa y tiene una gran capacidad profesional. No pensamos bombardear Bagdad. Lo que está en marcha es una operación quirúrgica para que el daño sea el menor posible. Y, después, el Ejército de Estados Unidos puede ayudar de manera eficaz a reconstruir el país. No veo por qué va a cometer errores graves".
Algunos de los embajadores y ministros consultados dijeron que aquello que más les impresionó del diálogo final fueron las promesas de Powell. "Hablaba de la guerra en tiempo presente. Lo estabas viendo", dijo la fuente.
Durante la tarde del viernes, los embajadores siguieron debatiendo en el Consejo de Seguridad a puerta cerrada. El embajador de Francia, Jean Marc de La Sablière, explicó que Estados Unidos llevaba las de ganar en cualquier caso con dicha propuesta de ultimátum.
"Imaginemos", explicó, "por un momento que el Consejo de Seguridad llega a la conclusión de que el gesto de Sadam es positivo y que está dispuesto a desarmarse por completo. En ese caso, Estados Unidos puede ejercer su veto y atacar acto seguido. La maniobra es evidente", explicó.
El embajador de España ante la ONU, Inocencio Arias, reaccionó con dureza. "Claro, cuando el veto lo ejerce EE UU es malvado e imperialista. Ahora, cuando Francia amenaza con aplicarlo es ilustrado, seráfico e inteligente. ¡Por favor..!", señaló. No pocos embajadores festejaron la ironía.
Tras el almuerzo, tanto Ana Palacio como el ministro Dominique de Villepin esperaban la llegada de la ministra chilena Soledad Alvear. Mientras tanto, discutían en español a toda voz. "Vuestra propuesta, Dominique, no tiene plazos, cómo se puede pensar que las inspecciones seguirán indefinidamente", dijo la ministra. "Sí los tiene, no es verdad esto que dices. Lo explique en la reunión. Se pueden reducir el plazo de tres meses previsto en la resolución 1.284", replicó el canciller francés.
El secretario de Estado Colin Powell, en reuniones bilaterales con varios ministros de Exteriores de los diez miembros no permanentes, solicitó apoyo para su propuesta. De Villepin, a su vez, mantuvo también sus contactos. Ayer, los embajadores de Pakistán, Chile, México, Angola, Guinea y Camerún se reunieron para intercambiar puntos de vista. Los pequeños se sienten tan presionados que ayer, según trascendió, un país africano sugirió por qué no se propone un cambio en el sistema de votación. "¿Por qué", preguntó, "no proponemos que primero hablen los que votan en contra de la propuesta de Estados Unidos y luego los demás? Así la responsabilidad no sería nuestra".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 9 de marzo de 2003