El motivo de esta carta es para recordarles una de las responsabilidades que ustedes vienen descuidando día tras día, para evidente perjuicio y desesperación de un considerable número de viajeros.
Me refiero a la prohibición expresa de fumar en toda la red de Metro. Y les puedo asegurar que he sido usuario del servicio en otras ciudades europeas y no se puede encontrar ningún otro ejemplo de semejante pasividad e impunidad total.
Es posible que, de persistir ustedes en la dejación de sus deberes y responsabilidades, no sólo se conviertan en los gestores de un servicio de metro anárquico y sin ley, sino que posiblemente deban responder más adelante a denuncias formales por parte de asociaciones de consumidores y usuarios.
Pues, para desgracia de muchos, no se avista otra alternativa para frenar una situación que es vergonzosa y lamentable en un metro que pretende ofrecer un servicio verdaderamente útil, representativo y avanzado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 9 de marzo de 2003