Unos 1.200 devotos de Fernando Alonso desafiaron al sueño y a los vaivenes televisivos para disfrutar del debut del piloto ovetense con la escudería Renault ante una pantalla gigante instalada en la sala principal del auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, sobre un escenario presidido por un casco como el que lucía en Melbourne. Enloquecieron con el arranque del chaval, al que jalearon vuelta tras vuelta, hasta que llegó a situarse en el segundo puesto. Los ánimos se desinflaron tras el primer paso por boxes y la sesión acabó con unos aplausos, más de reconocimiento que de satisfacción, por ese séptimo puesto que sirve para confirmar unas expectativas que en Asturias se habían disparado mucho antes de su llegada a la fórmula uno.
MÁS INFORMACIÓN
En las últimas semanas, cuando todo le iba sobre ruedas, sólo una cosa hacía torcer el gesto a Fernando Alonso. El ovetense no entendía que ninguna cadena televisiva de cobertura nacional hubiese adquirido los derechos para ofrecer el campeonato del mundo de fórmula 1, justamente en vísperas de la primera temporada en que un piloto español se presentaba con ciertas aspiraciones.
Ante la necesidad de recurrir a la parabólica, los responsables de su peña en Oviedo pidieron permiso al Ayuntamiento para seguir la carrera de Australia por una pantalla gigante en el auditorio municipal. Un día antes de la carrera, la convocatoria tenía el éxito asegurado porque 1.500 personas habían retirado las invitaciones. Las dudas de última hora, cuando se habló de un acuerdo para que TVE ofreciera la carrera en directo, echó atrás a más de uno.
La noticia de la ruptura de las negociaciones llegó demasiado tarde y unos cuantos se quedaron en casa esperando las imágenes de la cadena estatal. Aún así, unas 1.200 personas se fueron acercando hasta el auditorio. Pese a la retransmisión en alemán de la RTL, no pasaron inadvertidos los espectaculares adelantamientos del bólido azul y amarillo de Alonso en las primeras vueltas. Se festejaba todo, los aciertos propios y los errores ajenos. Alonso levantó literalmente de los asientos a sus paisanos, hasta llegar al éxtasis de la segunda plaza. La gente estaba totalmente entregada y por un momento parecía que iba a aparecer la ola.
El ambiente decayó tras la primera parada en boxes. Alonso se deslizó hasta la última plaza y durante muchas vueltas desapareció de la retransmisión televisiva. El interés se desvió hacia la lucha por la victoria y, ya al final, por la posibilidad de que Alonso consiguiese desbancar a su compañero de escudería, Jarno Trulli. No pudo ser, pero el séptimo puesto mereció el reconocimiento de su afición.
"Al final tuvo que sufrir algún problema de motor porque Fernando no es así. No es un piloto que se resigne o se limite a conservar", aseguraba tras la carrera José Vicente García, el presidente de la peña de Fernando Alonso.
Casi dos horas después, Garcíase preguntaba: "¿Por qué se paró en boxes tan pronto?". La pasión, de todas formas, no le impidió reconocer el "impresionante" carrerón de Trulli.
Los primeros dos puntos
Las nuevas reglas de la FIA le dieron ayer dos puntos a Fernando Alonso. Hasta este Mundial, sólo puntuaban los seis primeros. Ahora lo hacen ocho. Su séptimo puesto otorgó dos puntos al asturiano. Cuando en 2001, con Minardi, se estrenó en la fórmula 1, su mejor clasificación fue un décimo puesto en Hockenheim (Alemania).
Antes que Fedrnando Alonso, varios corredores españoles habían conseguido puntuar, el último, Pedro Martínez de la Rosa, que fue quinto en 2001, en Italia. Pero ninguno de ellos tuvo un arranque de temporada como el de Alonso, de quien ayer dijo su director en Renault, el italiano Flavio Briatore: "Insisto: desde Schumacher no vi a nadie como él".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de marzo de 2003