El portaaviones Príncipe de Asturias, la fragata Reina Sofía y el petrolero Marqués de la Ensenada zarparon el pasado miércoles de la base de Rota (Cádiz), para participar en las maniobras Gruflex, que se prolongarán hasta el día 14. En esos ejercicios, de carácter nacional, participan en total 17 buques, pero la mayoría de ellos se encuentra en el Golfo de Cádiz, mientras que los tres primeros navegan por aguas del Mediterráneo, al sur de las Baleares, desde donde los aviones Harrier de despegue vertical (incluidos dos aparatos italianos) a bordo del Príncipe de Asturias realizan misiones simuladas de ataque a tierra. Tanto el buque insignia de la Armada española como la fragata y el petrolero zarparon de Rota con todos los pertrechos necesarios para dirigirse al Golfo si el Gobierno da la orden antes de que concluyan los ejercicios: munición de guerra, repuestos, provisiones para al menos un mes, trajes de protección NBQ (Nuclear, Bacteriológica y Química), uniformes de verano e incluso vacunas. Estos preparativos, que no pasaron inadvertidos a sus dotaciones, generaron el miércoles por la noche una gran inquietud en sus familias. "Son profesionales y están preparados para ir donde les manden, pero lo que no pueden hacer es engañarles, decirles que van de maniobras y enviarlos a la guerra", se quejaba la esposa de un suboficial. Esta inquietud llevó al Ministerio de Defensa a difundir el jueves una nota en la que reiteraba que no se había adoptado todavía ninguna decisión sobre una eventual participación militar española en el conflicto de Irak. El viernes, la Marina hizo público un comunicado en el que, tras recordar que las unidades de la Flota están realizando ejercicios de adiestramiento, agregaba: "La Armada informará, en su caso, a las dotaciones de los buques, como es su norma habitual, de cualquier cambio significativo de sus cometidos actuales".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de marzo de 2003