Broadway se ha quedado en silencio. Desde el pasado viernes, una huelga de músicos, secundada por los actores, ha obligado a cerrar 18 obras en cartel. Espectáculos tan populares como The producers, Hairspray, El Rey León o El fantasma de la Ópera no pudieron abrir sus puertas por las diferencias que oponen a músicos y productores sobre el tamaño mínimo de las orquestas. Las negociaciones seguían ayer estancadas.
Es la primera vez en casi 30 años, desde la huelga de 1975 que duró tres semanas, que Broadway se ha visto obligado a cerrar por una disputa laboral. Prácticamente todos los musicales, con la excepción de Cabaret, que funciona con un contrato diferente, no abrieron este fin de semana. Broadway apagó brevemente sus luces hace año y medio cuando decidió suspender todas sus representaciones durante dos días, con motivo del 11-S.
Los productores quieren reducir a 15 el número de músicos en cada orquesta teatral (ahora oscila entre un mínimo de 24 a 26). La medida afecta a 325 músicos que trabajan regularmente en Broadway y otros 1.000 que realizan colaboraciones ocasionales. El portavoz del sindicato de músicos, Shawn Sachs, explicó que "esos mínimos recomendados son una farsa. Unas cifras tan bajas no se pueden considerar orquestas".
A finales de la semana pasada los productores amenazaron con recurrir a grabaciones digitales e incluso realizaron algunos ensayos, pero el viernes por la tarde, en un gesto inesperado, los actores y el sindicato de tramoyistas se negaron a cruzar los piquetes de huelga, reduciendo casi todas las obras de Broadway, salvo ocho que no son musicales, al silencio. "Éstos no son muy buenos momentos para el teatro", dijo Jeb Bernstein, presidente de la Asociación de Productores de Teatro, "tenemos mucha más competencia de la televisión y de las películas. Una huelga larga puede resultar muy perjudicial. Estamos sentados cerca del teléfono pero es muy difícil hablar con alguien cuando no tienes interlocutor".
Nueva York estima haber perdido entre el cierre de las taquillas y su repercusión en los comercios y restaurantes de la zona más de siete millones de dólares. "Lo último que necesita nuestra economía es una huelga", declaró su alcalde, Michael Bloomberg.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de marzo de 2003