Como buen representante de la vanguardia, el escultor Jacques Lipchitz exploró las posibilidades del dibujo como campo de reflexión y experimentación de las formas y conceptos que luego llevaba a las esculturas. El Museo de Bellas Artes de Bilbao inauguró ayer una exposición que confronta dibujos y esculturas para descubrir sus procesos de trabajo. "Es una radiografía del autor", destacó el director del museo, Javier Viar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de marzo de 2003