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OPINIÓN DEL LECTOR

Cacería de vacas

Ante las críticas e interés que ha suscitado en la opinión pública la matanza de cien vascas en la comunidad de Castilla y León, que pastaban desde hacía siete años en relativa libertad, la Asociación para un Trato Ético con los Animales (ATEA) desea hacer unas valoraciones en relación a dos áreas de explotación animal como son la caza y la ganadería intensiva.

La caza y la pesca deportiva se han convertido en nuestros días en una actividad criminal cuyo único móvil es la mera diversión y el placer de asesinar impunemente a seres indefensos y sin derechos. El apoyo que recibe esta actividad de las instituciones llega al extremo de autorizar matanzas como la ocurrida recientemente. En primer lugar, el hombre crea una situación que anteriormente no existía, como es la existencia de vacas en un lugar concreto. Cuando esa situación se transforma en problema para él, la única salida es la eliminación física del problema mismo, en este caso unas vacas.

En nuestra sociedad de la información se crean contradicciones severas en la opinión pública, que observa horrorizada cómo cien vacas mueren a tiros en una jornada de cacería, mientras acepta impasible la muerte de un toro en su televisor. ¿Qué ocurriría si se nos mostrase más a menudo la realidad de nuestros mataderos? Mientras nos horrorizamos con la muerte de esas vacas, millones de animales destinados al consumo humano son sacrificados después de haber llevado una vida miserable y otros muchos miles hasta entonces libres son asesinados por cazadores en una jornada festiva.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 12 de marzo de 2003