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Crítica:FOLCLOR

Qué bonito que canta

En la mecedora, Petrona Martínez, pañuelo rojo sobre la cabeza, sonrisa amplia y sabiduría campesina. Sentada estuvo más bien poco, la verdad. Tiene 33 nietos, un burro, 25 gallinas y un gallo, y una de esas historias que atrapan: media vida agachada para extraer la arena del arroyo con la que ganarse unos pesos. Apenas se la conocía hasta ahora lejos de la costa atlántica de Colombia, tierra de descendientes de cimarrones, donde la música permite engañar a la pobreza y burlarse de las penas.

Petrona Martínez se ha nutrido de las enseñanzas de su bisabuela Carmencita y de la abuela Ofelina, bullerengueras ambas. El bullerengue es ese baile cantado que se ingeniaron las mujeres embarazadas, a las que se prohibía acudir a bailes públicos. El ritmo lo marca el tambor llamador y, a su vera, los otros cueros aportan un latido tribal, primitivo y profundo. Cuenta Petrona que al sentir los tambores se le quitan todos los dolores. Con más de sesenta años a cuestas, se le abren las puertas de un mundo que no es el suyo. Y conmueve su autenticidad. Petrona Martínez, con el alma y el cuerpo, qué bonito que cantas.

Petrona Martínez

Invitados: Ttukunak (txalaparta). Emociona!!! mujer. Galileo Galilei. Madrid, 11 de marzo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de marzo de 2003