El Reino Unido presentó ayer en el Consejo de Seguridad una lista de seis condiciones para forzar el desarme de Sadam Husein y evitar la guerra. La iniciativa británica, que apenas fue respaldada por EE UU, parecía esencialmente destinada a rescatar al Gobierno de Tony Blair de su crisis doméstica. Londres, Washington y Madrid también empezaron a reformular los términos del ultimátum, en principio fijado para el 17 de marzo. Los seis países indecisos no mostraron gran entusiasmo hacia el nuevo texto. Washington seguía pidiendo una votación inmediata, sin duda, mañana.
Las seis exigencias presentadas por Londres incluyen:
- Una confesión pública de Sadam, en árabe, a la televisión y radio iraquíes en la que reconozca "haber tratado de esconder en el pasado armas de destrucción masiva" y anuncie que ha "tomado la decisión estratégica" de no volver a producirlas.
- Que Irak permita a 30 científicos y a sus familias viajar hasta "un lugar seguro" (posiblemente Chipre, la base de los inspectores) para ser interrogados.
- Aportar pruebas de la existencia o de la destrucción de sus reservas de ántrax y otras armas químicas y biológicas mencionados en el último informe de Unmovic (la agencia de desarme).
- El compromiso de eliminar el resto de los misiles Al Samud 2 "y todos sus componentes" prohibidos por la ONU.
- Dar detalles "creíbles" sobre la existencia de "aparatos aéreos", en particular de un avión teledirigido capaz de transportar armas biológicas o químicas, recientemente descubierto por los inspectores.
- Destrucción de los presuntos laboratorios móviles de armas biológicas que Bagdad tendría ocultos (este párrafo se añadió a petición de EE UU).
Estas condiciones, explicó el ministro de Exteriores británico, Jack Straw, deberían "cumplirse de forma inmediata" y servirían para medir la voluntad de cooperación de Sadam antes de recurrir a una intervención armada. El texto, de dos páginas, exclusivamente firmado por el Reino Unido, se presentó ayer por la noche en el Consejo de Seguridad, tras una jornada de intensas especulaciones diplomáticas, en la que quedaron patentes las crecientes disensiones entre Londres y Washington.
Hasta última hora de la tarde, Estados Unidos no dio su visto bueno al proyecto de su aliado. "No tenemos previsto oponernos", indicó una fuente estadounidounidense. Washington y Madrid optaron por respaldar muy discretamente las ideas británicas, que se percibían cada vez más como una iniciativa en solitario por rescatar al Gobierno de Tony Blair.
Las tres capitales empezaron a reformular, por tercera vez, la resolución que presentaron el pasado viernes con vistas a ampliar el plazo del ultimátum, en principio fijado para el 17 de marzo. En el borrador que hicieron circular entre los miembros del Consejo, y al que tuvo acceso este periódico, se dejó en blanco la fecha del nuevo plazo. EE UU y el Reino Unido indicaron, sin embargo, que sólo retrasarían el ultimátum "unos días" y nunca después de finales de marzo. Se esperaba una votación mañana, pero fuentes diplomáticas indicaron que podría retrasarse hasta principios de la semana que viene.
Las nuevas iniciativas no fueron muy bien acogidas por los seis países indecisos -Angola, Guinea, Camerún, Chile, México y Pakistán-, de los que depende la votación. "Nos toman por los seis tontos, pero somos los seis listos", comentó airado uno de sus embajadores. Muchos argumentaron que las nuevas condiciones no alteraban el objetivo de la resolución: el de justificar una guerra. "La idea de un discurso por televisión de Sadam nos parece grotesca", dijo el representante de otro de los indecisos. "¿Vamos a pedirle que reconozca que ha estado mintiendo en los últimos 12 años?".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de marzo de 2003