Terenci Moix se alzó anoche en Madrid con el segundo Premio Fundación José Manuel Lara Hérnández por su novela El arpista ciego (Planeta). El escritor recibió la noticia en la clínica catalana donde permanece ingresado desde hace dos meses. El premio, dotado con 150.000 euros para la promoción de la obra ganadora, distingue la mejor novela en castellano del pasado año. Moix obtuvo 9 de los 11 votos del jurado. Competía con Los aires difíciles, de Almudena Grandes; El mal de Montano, de Enrique Vila-Matas; Tu rostro mañana, de Javier Marías, y Sangre a borbotones, de Rafael Reig.
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"Me hace ilusión el premio porque invitará a leer mi novela de otra manera y no sólo como novela histórica", dijo anoche a este diario Terenci Moix (Barcelona, 1942). El escritor, que se encontraba muy animado e hizo gala de su gran sentido del humor, comentó que le había resultado entrañable que la noticia del galardón se la hubiera dado el propio Enrique Vila-Matas, uno de los finalistas.
El fallo del jurado se dio a conocer anoche en el curso de una cena celebrada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Recogió el premio la actriz Nuria Espert, quien también le sirvió de portavoz al escritor cuando presentó la novela El arpista ciego, subtitulada Una fantasía del mundo de Tutankamón. Desde la clínica Teknon de Barcelona, Moix envió un breve y emotivo mensaje que, acudiendo a su pasión cinéfila, terminó con las palabras "sonrisas y lágrimas". Tras agradecer el galardón, el escritor pidió que le permitieran disfrutar de este premio "sin una lamentable guerra en medio".
Su hermana, Ana María Moix, que se encontraba entre los miembros del jurado, se fundió con Espert en un abrazo emocionado esforzándose en que no se le salieran las lágrimas. Asistieron al acto, entre otros, Francisco Rico, Pere Gimferrer, Antonio Martínez Sarrión, Ana Botella y Alberto Ruiz Gallardón. De los finalistas se encontraban Javier Marías y Rafael Reig.
El arpista ciego es una divertida y a la vez nostálgica fantasía en la que Terenci Moix regresa, llevando con él buena parte de su propio entorno, a su mundo favorito, el de la Tebas del Nuevo Imperio faraónico, de Akenatón, Nefertiti y Tutankamón. El joven y malogrado rey, por el que el escritor siente una pasión especial, es un personaje central en la novela y en ella presenta los rasgos del actor Sal Mineo, otro icono de Terenci Moix.
En esencia, los protagonistas de la historia, bien surtida de escenas eróticas, son un par de bellos gemelos, flautista, pícaro y disoluto uno; arpista, ciego y talentoso el otro, llamado Ipi. Moix teje a su alrededor un gozosamente desmadrado tapiz costumbrista en el que aparecen los dioses egipcios convertidos en seres con impulsos y apetitos muy terrestres, comadres tebanas que ponen verdes a los vecinos, sacerdotes de Amón onanistas, un gato metementodo -trasunto del propio felino de Terenci- y hasta personajes tomados de otras mitomanías del novelista, como El ladrón de Bagdag o Lo que el viento se llevó.
La novela, que pasará a los anales egiptológicos por ser la primera en la que se muestran las nalgas de Tutankamón -esplendorosas, de creer a Moix-, es pese a todo muy rigurosa históricamente.
En el jurado del premio, auspiciado y financiado por el Grupo Planeta, figuran 11 editoriales, cuatro del propio grupo (Seix Barral, Destino, Espasa y Planeta) y Anagrama, Tusquets, Lengua de Trapo, Mondadori, Plaza y Janés, Pre-Textos y Siruela. Los responsables de este galardón quieren consolidarlo como el premio de los editores. En 2002 lo obtuvo Álvaro Pombo con El cielo raso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de marzo de 2003