De nuevo, por segunda vez en un mes, se escuchó ayer en Madrid el "no a la guerra" gritado por miles de voces. Artistas, representantes de ONG, políticos y sindicatos quedaron en segundo plano para que el protagonismo lo tuviera la gente. El mensaje, escrito también en miles de pancartas caseras, se dirigía al presidente del Gobierno, José María Aznar. Le exigían que hoy, en la cumbre de las islas Azores, se oponga al ataque a Irak. La respuesta ciudadana fue menor que la de hace un mes, pero superó las expectativas de los convocantes.
"Aznar, ¿para qué quieres el petróleo, si luego lo tiras al mar en Galicia?"
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En el rostro de los dirigentes políticos y sindicales se apreció un rictus de preocupación poco antes de las cinco de la tarde. A esa hora, hace un mes, había muchísima más gente. Pero todo cambió a partir de las seis. La gente llegó tarde, y la manifestación se desbordó alrededor de las siete. La organización dio la cifra de un millón de personas, la mitad que hace un mes. La Delegación del Gobierno se quedó en 120.000. Los cálculos de EL PAÍS arrojan una cifra de alrededor de 290.000 personas.
Quienes no parecieron dudar del éxito fueron José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del PSOE, y Gaspar Llamazares, coordinador general de IU. "Aznar debe escuchar a los ciudadanos que hoy le piden que se descuelgue de una guerra inmoral e ilegal y decirle a Bush que los españoles no quieren una guerra", dijo Zapatero. Llamazares pidió también a Aznar que escuche "la diplomacia de la paz por la que trabajan los ciudadanos, ya que él sigue preparando la guerra".
Políticos y sindicalistas llevaban el lema "No a la intervención de España". Un mensaje pensado ante la reunión que hoy mantendrá el presidente del Gobierno en Azores con George Bush y Tony Blair. Delante de ellos, la segunda pancarta fue sostenida por el Foro Social y representantes de las ONG con la leyenda "Paremos la guerra contra Irak". Y en primera fila, el mundo de la cultura, con un simple "No a la guerra". Este fue el grito más coreado por los manifestantes, jaleados al final de la marcha en la Puerta del Sol por el Premio Nobel José Saramago y la escritora Dulce Chacón.
En esta ocasión proliferaron las pancartas caseras con lemas dirigidos al jefe del Ejecutivo, objetivo de muchos insultos de los más jóvenes. "Aznar quédese, tiene que responder", señalaba uno de los cartelitos. El ambiente, como hace un mes, fue festivo. A ello contribuyeron los bombos de las numerosas charangas. Y el humor, a veces un tanto negro. "Aznar, ¿para qué quieres el petróleo, si luego lo tiras al mar en Galicia?", se leía en algún cartel. "Sin ejércitos no hay guerra", decían carteles firmados por la CNT. Sin embargo, uno de los personajes más aplaudidos fue el coronel retirado Amadeo Martínez Inglés, que acudió de uniforme y con una chapa de No a la Guerra. "Que vaya Aznar, que no hizo ni la mili", comentaba a los que le agradecían que estuviera allí. Pese a este buen ambiente, al final de la marcha, en la que en ocasiones hubo empujones y muestras de desorganización, unos pocos increparon a periodistas de televisión, entre ellos los de CNN+.
Además de las consignas más espontáneas, no faltaron algunas más organizadas. Como las pancartas con las fotos de todos los diputados del PP con la leyenda: Votó Sí. Se notó en cualquier caso que la gente seguía teniendo ganas de protestar. El escritor y premio Nobel José Saramago lo dejó claro: "Ellos creían que nos habíamos cansado de protestar y que les habíamos dejado libres para seguir en su alucinada carrera hacia la guerra. Se equivocaron".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de marzo de 2003