Todos tenemos en nuestra memoria la dimisión "sorprendente" en su día del presidente del Gobierno Adolfo Suárez; sorprendente, pero no por ello inesperada.
¿Dimitirá también, en la actual situación, en que su fracaso y aislamiento es evidente, el actual presidente del Gobierno, señor Aznar? ¿Admitirá que está gobernando en contra de la opinión mayoritaria de los ciudadanos, con los que adquirió un compromiso cuando juró el cargo?
Entendemos que está legitimado para mantenerse en el cargo, en base a nuestras bien ganadas normas democráticas. Pero, por haber dado la espalda a su ciudadanía, debería tener la "vergüenza torera" de retirarse y dignificar el cargo. Por menos, y por cosas menos importantes, se les exige a otros la dimisión. Eso sí, que no nos amenace con el sentido de la responsabilidad, que ya nos ha demostrado cuál es realmente el suyo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de marzo de 2003