Miles de valencianos y turistas volvieron ayer a agolparse en la plaza del Ayuntamiento de Valencia para experimentar la pasión por los truenos de la mascletà, que ayer, último domingo antes de San José, alcanzó uno de sus momentos de esplendor con el disparo por parte de la pirotecnia Caballer. Escasearon, eso sí, los invitados ilustres de la política ante la situación prebélica que vive el planeta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de marzo de 2003