George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar completaron ayer el ultimátum de Irak con una declaración que coloca su alianza en torno a Estados Unidos en el centro de la lucha por la libertad y la democracia e invitaron a todos los países del mundo a firmarla. El presidente del Gobierno español se encargó de ilustrar este documento en la rueda de prensa con estas afirmaciones: "El compromiso transatlántico por la democracia, por la libertad y por el Estado de derecho es imprescindible como garantía de la paz, y creo sinceramente que no tiene alternativa".
"Sin ese compromiso no se entiende la Europa de hoy", dijo también Aznar. El texto de la declaración recoge la decisión de reafirmar, "en estos momentos difíciles", el compromiso de los reunidos con "la alianza transatlántica" y los valores que encarna, actualizados de este modo: "Juntos, haremos frente y venceremos las nuevas amenazas del siglo XXI: el terrorismo y la proliferación de las armas de destrucción masiva, capaces de proporcionarle un poder terrible", señala el documento.
En este ambiente prebélico, acentuado por el ir y venir de los aviones de combate a la base militar estadounidense de Lajes, donde se celebró la cumbre, la proclama de Bush, Blair y Aznar, tras su decisión de dar prácticamente por cerrada la vía del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en la crisis internacional más grave de la posguerra, suena mucho a un proyecto de redefinir las relaciones internacionales sobre un nuevo eje.
El mismo hecho de que abrieran una ventanilla para que todos los países del orbe se pronuncien individualmente sobre esa tesis -al cursar una invitación general a adherirse al documento- viene a ser como un llamamiento a que los criterios de Washington no se pierdan de vista en los vericuetos multilaterales de un organismo como la ONU.
Diferencias "coyunturales"
Portugal fue el primer país que respondió afirmativamente, como era de esperar, dado que su primer ministro, José Manuel Durão Barroso, era el anfitrión de la cumbre. Pero la invitación se dirige también a los aliados más conflictivos, como Francia, Alemania o Rusia, ya que sugiere que se abandonen las "diferencias coyunturales" en favor del interés colectivo.
Bush, por su parte, reafirmó ayer su compromiso de principio con Naciones Unidas. "La ONU es muy importante, por eso fui allí el 11 de septiembre de 2002, porque el siglo XXI exige una enorme cooperación internacional", dijo.
Sin embargo, el presidente estadounidense añadió: "En Ruanda, en Kosovo, Naciones Unidas no hizo su trabajo. Esperamos que mañana [por hoy] lo haga. Si no, habrá que hacer algo con la ONU, habrá que reformarla. Pero es importante que la ONU trabaje para asegurar la paz. Yo voy a trabajar para que sea responsable y para que, cuando decida algo, se cumpla".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de marzo de 2003