El SCH ha dado un avance de calado en cuanto a la transparencia empresarial. La entidad ha seguido el modelo de su socio, el Royal Bank of Scotland y en su memoria de 2002 detalla los sueldos, así como los compromisos por pensiones, seguros, retribuciones por asistencias a comisiones, los planes de opciones sobre acciones y los créditos otorgados a cada consejero. En este capítulo destaca Abel Matutes, que cuenta con un préstamo de siete millones, si bien se formalizó antes de ser consejero. La filosofía de la entidad es que las cantidades de estos préstamos sean más bajas.
Además de Sáenz y Botín, los otros tres consejeros ejecutivos del grupo también tuvieron percepciones millonarias en 2002, que fueron de 2,94 millones para el vicepresidente Matías Rodríguez Inciarte, de 2,48 millones para Francisco Luzón y de 1,64 millones para Ana Patricia Botín, que a la vez es presidenta de Banesto. Esta entidad, filial del SCH, no ha desglosado las retribuciones del consejo.
En total, el consejo obtuvo 17 millones, de los que 13,4 correspondieron a salarios; unos 2,6 millones, a asignaciones, y aproximadamente unos 950.000 euros, a dietas. La memoria detalla que las asignaciones a los miembros del consejo se han rebajado un 10%, mientras que las de los consejeros ejecutivos cayó un 17% por el descenso del 9,6% del beneficio.
El banco precisa la remuneración de los 19 directores generales (excluidos los consejeros ejecutivos), a los que se ha pagado 26,5 millones (10,2 millones de retribución fija, 12,4 millones de variable y 3,9 millones de otro tipo). La retribución variable de los directores cayó un 10%. La retribución media es de 1,4 millones, si bien hay algunos que, en términos futbolísticos, se consideran zidanes y otros raúles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de marzo de 2003