Las gestiones internacionales por evitar una guerra en Irak terminaron ayer en un sótano de la ONU. En una sala secundaria del Consejo de Seguridad, EE UU, Reino Unido y España anunciaron que no someterán a votación su proyecto de resolución contra Bagdad, poniendo fin de forma abrupta, pero no inesperada, a meses de infructuosas negociaciones. Los tres copatrocinadores responsabilizaron a Francia del fracaso de sus iniciativas. Paralelamente, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, ordenó a todo el personal de la organización presente en Irak que abandone el país.
Los tres embajadores comparecieron ante la prensa a primera hora para anunciar su decisión. El representante británico, Jeremy Greenstock, que en la última semana llevó el peso de la negociación diplomática, fue el primero en hablar. "Tras haber mantenido más discusiones con los otros miembros del Consejo durante el fin de semana y en las últimas horas, hemos tenido que concluir que no era posible encontrar un consenso de acuerdo con la resolución 1.441. (...) Nos reservamos el derecho a tomar nuestras propias iniciativas para asegurar el desarme de Irak".
El embajador español, Inocencio Arias, y su colega estadounidense, John Negroponte, intervinieron a continuación. Los tres se habían reunido unos momentos antes, con instrucciones expresas de sus capitales, para coordinar su breve intervención. Arias afirmó que Irak violaba "de forma patente" las resoluciones de la ONU al no haber cooperado con los inspectores. Negroponte repitió que Bagdad había perdido "su última oportunidad de desarmarse".
Greenstock responsabilizó a Francia del fracaso de las gestiones: "Un país en particular anunció su intención de vetar cualquier ultimátum independientemente de las circunstancias. Ese país rechazó nuestra oferta de compromiso antes incluso del Gobierno iraquí". Negroponte llegó a afirmar que EE UU estuvo muy cerca de conseguir los nueve votos necesarios, "pero, ante la amenaza de un veto, hacer cuentas se convirtió en una consideración secundaria".
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, anunció ayer su decisión de retirar de Irak a todo el personal de la ONU, incluidos los inspectores de desarme (Unmovic), el personal humanitario y el contingente que vigila la frontera con Kuwait (Unicom). Annan volvió a cuestionar la legitimidad de una guerra sin el consentimiento del Consejo de Seguridad y, con rostro apesadumbrado, aseguró que la ONU no abandonará al pueblo iraquí.
En la noche del domingo, "el Organismo Internacional para la Energía Atómica y Unmovic recibieron informaciones de las autoridades estadounidenses comunicándoles que no era prudente permanecer en Irak", dijo Annan tras asistir a la misma reunión del Consejo en la que Estados Unidos, España y Reino Unido anunciaron su intención de retirar su proyecto de resolución. La medida afecta a los 156 inspectores, los 195 miembros de las agencias humanitarias y el resto de los 1.000 componentes de Unicom, que empezaron a ser evacuados la semana pasada. Annan no precisó cuándo se haría efectiva la medida, aunque un portavoz de los inspectores en Bagdad, Hiro Ueki, indicó que los inspectores serían "probablemente" evacuados hoy.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de marzo de 2003