El presidente ruso, Vladímir Putin, reiteró ayer que la posición de Rusia con respecto a Irak continúa siendo "clara e invariable" y que Moscú está por una solución de la crisis que contemple exclusivamente "métodos político-diplomáticos". Para el Kremlin, "cualquier otro desarrollo de los acontecimientos" tendrá como consecuencia víctimas humanas y una desestabilización de la situación internacional. "La dirección rusa continúa pensando que desatar un conflicto armado es un error", declaró Putin durante una reunión con líderes espirituales de Chechenia. El presidente ruso dijo estar al corriente de que en todas las mezquitas del país se está rezando para alejar la amenaza de guerra en Irak. "En Rusia viven 20 millones de musulmanes, por lo que no podemos ignorar su opinión y yo comparto totalmente su preocupación", agregó Putin.
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No sólo los musulmanes rusos rezan por evitar la guerra; también lo hacen los cristianos ortodoxos. El patriarca de Rusia, Alejo II, y el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa difundieron ayer una declaración en la que advierten de que el usar la fuerza sin tomar en consideración la opinión de la mayoría de los habitantes del planeta destruye el sistema de derecho internacional creado. Alejo II envió ayer sendas cartas al presidente norteamericano George W. Bush y al primer ministro británico Tony Blair en las que les pide que hagan todo lo posible por evitar una guerra. Pero el Kremlin parece consciente de que ya no puede hacer nada para evitar una invasión. De ahí que ayer pidiera a los rusos que trabajan en Irak que abandonen el país.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de marzo de 2003