Hoy me entero de que nuestro presidente, en el avión de vuelta desde las Azores, tras la reunión en la cumbre con los mandamases de las otras dos superpotencias, fue, puro en mano, a charlar con los periodistas que cubrían la información.
Después de hablar de lo verdaderamente importante (fútbol), se refirió a la reunión y dijo, satisfecho, que "iban a salvar a la ONU". Y es que, aunque nuestros caudillos siguen siendo bajitos y con bigote, cada vez apuntan más alto. Antes sólo salvaban a España.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de marzo de 2003