La adaptación teatral de la novela La caída (1956), de Albert Camus, realizada por Carles Alfaro, con su compañía Moma Teatre, y el escritor Rodolf Sirera, encargado de la adaptación, se representa a partir de mañana y hasta el 13 de abril en el Teatro de La Abadía de Madrid. El espectáculo, que cuenta con el actor Francesc Orella como único intérprete, llega a Madrid en su versión castellana tras recibir varios galardones desde su estreno el año pasado, además de ser finalista a los Premios Max de este año en las categorías de mejor adaptación teatral, mejor director, actor, escenografía, iluminación y grupo.
Alfaro, que define la obra no como un monólogo, sino como un "soliloquio o diálogo consigo mismo" del protagonista, reconoce que con este montaje, al que califica de muy ambicioso, corrían un gran riesgo: "No estamos ante un espectáculo de ideas, sino de imágenes; no hay pensamientos, sino pálpitos y sensaciones; tampoco encontramos reflexiones, sino experiencias vividas". Y añade: "En realidad, es una obra que trata sobre la aparición de la conciencia, sobre el sentimiento de culpa, pero no desde un punto de vista moral, sino en un sentido ético... Camus tenía razón, es de una agria actualidad; de hecho, creo que La caída es la contestación rotunda a todo esto que nos está pasando", dijo el director, en referencia a la guerra de Irak.
Francesc Orella asegura que está ante un trabajo que a un actor le cambia la vida: "Es una interpretación que nace de la pasión. Además de un ejercicio actoral, es una forma de tomar conciencia con uno mismo y con el mundo exterior, es un ejercicio saludable y cruel, porque es un viaje interior en el que se ven las duplicidades, los enmascaramientos, todo...".
José Luis Gómez, director y actor, además de anfitrión del montaje como responsable del Teatro de la Abadía, afirmó ayer que esperaba con expectación y deleite la llegada de este espectáculo: "Además de un viejo sueño de Alfaro, es una pequeña joya de la que sin duda aprenderé muchas cosas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de marzo de 2003