NO SÓLO DE FÚTBOL y baloncesto vive el deportista. Ahora que llega el buen tiempo, en la Red se encuentran otros deportes que añaden a los de siempre la novedad de una vida corta, su carácter arriesgado o el ser desconocidos para la mayoría.
La moda son, en el Internet hispano, los llamados deportes de riesgo. Deportes Extremos es precisamente la denominación de una página organizada por la asociación española de esta especialidad que resulta una buena puerta de entrada para conocer unas cuantas de estas actividades de aventura, datos que se pueden completar en la página Xtrem con fotos y vídeos.
Entre las actividades deportivas de última generación tropezamos con ejemplos como el sandboard, cuya revista del mismo título, ya en inglés, nos muestra el desarrollo peculiar de este deslizamiento sobre arena.
Puestos a deslizarse, aunque sobre el agua, el barefooting es una versión a pie desnudo y sin tabla del esquí acuático. Y si lo nuestro son las piruetas aéreas desde una bici, podemos enterarnos de qué va la cosa en direcciones como My BMX.
¿Preferimos las carreteras? El street luge es como un gigantesco monopatín sobre el que tumbarse calle abajo. En el sitio Streetluge incluso explican cómo construir personalmente uno de estos artilugios.
Correr dentro de una especie de globo gigante y transparente es la oferta del zorb, otra experiencia de última generación.
Lo de arrojarse al vacío colgado de una cuerda elástica no resulta nuevo. Pero en Bungy Zone, además de explicar las cosas en varios idiomas, hay propuestas tan poco ortodoxas como la práctica del bungy desnudo y en pareja. Y puestos a tirarse, existe otra versión que se practica sobre paredes de rascacielos, el rap jumping, mientras que en el swooping hay que correr a ras de tierra... arrastrado por un paracaídas.
Menos arriesgados parecen el golf sobre hielo (ya con campeonato mundial); el manoball, que presume de ser el deporte de pelota más joven que existe, y el tchoukball, competición de pelota inventada por un biólogo suizo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de marzo de 2003