Con el Consejo de Seguridad de la ONU desarbolado y la decisión de ataque en marcha, la opinión pública británica, hasta ahora mayoritariamente contraria a la guerra, empieza a resignarse a apoyar a sus soldados. Si los sondeos realizados en vísperas de la cumbre de las Azores contemplaban un repunte del apoyo a la guerra, una encuesta de YouGov para el diario conservador The Daily Telegraph señala que los partidarios de la intervención armada (50%) superan por primera vez a los detractores (42%).
En los días previos, los defensores de la intervención habían crecido seis puntos en otra encuesta de YouGov para situarse en el 32%, nueve puntos en una consulta de ICM (38%) y dos en el sondeo de Mori (26%), pero aún estaban siempre por debajo del porcentaje de detractores.
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Pese a la mejora de las encuestas, Tony Blair se embarca en la guerra de Irak con el porcentaje más bajo de apoyo popular que ha tenido una intervención armada del Reino Unido desde que se hacen sondeos de opinión. La guerra de las Malvinas fue apoyada por más del 67% de la población y llegó a alcanzar cotas del 83%. La primera guerra del Golfo tenía el visto bueno de tres de cada cuatro británicos y la de Kosovo del 55% de la opinión pública, una cifra ya sensiblemente inferior a las otras guerras.
Con la mejora de los sondeos y el apoyo recibido el martes por el Parlamento, Blair empieza a recuperar terreno político. Anteanoche, tras un vibrante debate, el Gobierno recibió carta blanca de los Comunes, que aprobaron con 412 votos a favor y 149 en contra la resolución de apoyo presentada por Blair. Más importante aún, la enmienda pacifista presentada por los rebeldes laboristas recibió tan sólo 217 apoyos y 396 votos en contra.
Aunque hasta 139 laboristas se pronunciaron contra el Gobierno al votar esa enmienda en lo que constituye el mayor acto de rebeldía de los diputados laboristas contra el primer ministro, los rebeldes cosecharon menos apoyos de los que esperaban.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de marzo de 2003