El pasado domingo me robaron el bolso en el parque de la Ciutadella. Lo que más me dolió, aparte del susto y de que también te roban lo que prometía ser una fantástica tarde, es que no fui la única. Buscando en las papeleras y matorrales, como me aconsejaron en comisaría, me explicaron que es "tradición" que cada festivo se roben unos 10 bolsos allí. Lo constaté al tropezarme con la cabeza de otra chica que también buscaba en una papelera; al ver un bolso colgado de una valla y al encontrar el sitio donde los suelen tirar después de coger lo que les interesa: tras los edificios contiguos al invernadero de cristal. Es lamentable ver lo que a otros les ha sido arrebatado tirado como una basura.
La colaboración ciudadana parece ser la única solución a este vergonzoso problema, por lo que doy las gracias al señor ecuatoriano que me llamó y me devolvió lo que quedaba de mis cosas y siento no podérselo agradecer a ningún policía o Mosso d'Esquadra, pero es que no vi a ninguno por el parque en toda la tarde.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de marzo de 2003