La UE cerró el jueves la ansiada directiva sobre la armonización de los impuestos energéticos, hecha a la medida de los intereses de cada país. Los Quince han decidido actualizar los umbrales mínimos que gravan los combustibles, más altos que los actuales. Hacia esos umbrales tendrán que converger todos los países tarde o temprano. Lo más novedoso es que, por primera vez, se introduce un impuesto con un objetivo ecológico para el consumo de electricidad, de gas natural y de carbón. El nuevo régimen comenzará a aplicarse el 1 de enero de 2004.
A la UE le ha costado seis años acordar una directiva en la que al final lo que se consigue es una armonización virtual de los impuestos que gravan la gasolina y el gasóleo, así como el consumo de electricidad, de gas natural y de carbón. Virtual porque "está hecha a la carta" de los intereses de cada país, ya que se legaliza el centenar de derogaciones existentes en la actualidad en los Estados miembros.
"Al final concluimos el mejor acuerdo para todos", señaló el ministro griego de Finanzas, Nikos Christodoulakis. Y nada más lejos de la realidad, porque la lista de derogaciones y reducciones fiscales autorizadas a cada país supera la decena de páginas: desde los barcos de recreo en Bélgica, pasando por los aviones y embarcaciones privadas en Francia, camiones de basura y coches oficiales griegos o el gas licuado que utilizan los taxis en España y los camioneros italianos que atraviesan los Alpes.
Plazos transitorios
Y esto sin contar con los cómodos plazos transitorios que se han dejado a algunos países para llegar hasta los umbrales mínimos comunes. En el caso concreto español, se amplía el calendario tanto para el gasóleo de automoción y el profesional como para el gas natural. El ministro español de Economía, Rodrigo Rato, aseguró ayer en Bruselas que la directiva "no afecta a los intereses españoles" y no supondrá un aumento significativo en la imposición actual.
Aun así, el comisario europeo de Fiscalidad y Mercado Interior, Frits Bolkestein, señaló que es un paso importante hacia la armonización de los impuestos en el seno de la UE, una cuestión muy espinosa para los Gobiernos, muy reacios a perder soberanía en una fuente vital de ingresos para las arcas públicas. Lo más destacado es que, por primera vez, se introduce un impuesto con un claro sentido ecológico para el gas, la electricidad y el carbón.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de marzo de 2003