Los inspectores y subinspectores de Trabajo se han cansado del alud de críticas a la ineficacia de su cometido en cuestiones como la siniestralidad laboral y al retraso en la respuesta que se da a las denuncias de los trabajadores, y quieren protestar de nuevo por la falta de medios con que topan para llevar a cabo sus tareas. La plantilla se ha organizado para realizar mañana un encierro en la Inspección de Trabajo en Barcelona al que están llamados a participar inspectores y subinspectores, además del personal administrativo.
En Barcelona hay 80 inspectores y otros tantos subinspectores, que dependen de la Administración central, aunque en sus tareas pueden ir acompañados de los técnicos de la Generalitat.
Según fuentes de la plantilla, la inspección laboral "está totalmente abandonada" y viene sufriendo largamente de falta de recursos, "desde ordenadores a personal, y sobre todo personal de apoyo administrativo". En opinión de muchos inspectores, el sistema está "excesivamente centrado en las estadísticas que tanto gustan a los políticos sobre actas levantadas y sanciones impuestas, que en muchos casos ni siquiera llegan a recaudarse porque las empresas acaban quebrando y se declaran insolventes".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 24 de marzo de 2003