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Crítica:LAS VENTAS

Un espada llamado Luis Bolívar

Si una estocada realizada a ley vale una oreja, la de Luis Bolívar ayer, domingo, en el sexto se ganó muy bien tal honor. Pues Luis Bolívar se perfiló en corto, echó la muleta a la pezuña contraria y empujó con el corazón torero. Hizo la cruz con absoluta gallardía, y la espada se hundió por el hoyo de las agujas. Hubo petición de oreja, no se la concedió la presidencia y el bravo Bolívar dio la vuelta al ruedo. Después de una actuación valiente y completa en los dos novillos que lidió. Pues manejó el capote con variedad y un juego de brazos muy templado. Probó distancias y terrenos en el último tercio para construir dos faenas de muleta más que entonadas, a mejor y de final gustoso en su primero, y consciente y técnico en el maula sexto, de media arrancada y tornillazo en el remate del pase.

Tabernero / Vázquez, Reyes, Bolívar

Novillos de Juan Pérez Tabernero, desigualmente presentados, muy blandos, de juego irregular; 1º y 3º manejables, 6º con genio.

Luis Miguel Vázquez: pinchazo hondo y estocada trasera (saludos); tres pinchazos, estocada -aviso- y se echa el novillo (ovación). Reyes Ramón: estocada desprendida (silencio); pinchazo y estocada (silencio). Luis Bolívar: dos pinchazos y descabello (ovación); estocada (vuelta).

Plaza de Las Ventas, 23 de marzo. Un cuarto largo de entrada.

Reyes Ramón, de buen corte y lineas clásicas, hubo de ingeniárselas para hacer faena a dos inválidos. Luis Miguel Vázquez toreó limpio y templado a la verónica a su primero, el más potable de todos, y luego no estuvo a su altura; aunque acertara a dibujar algún natural o trincherilla. En su segundo, que llegó a zarandearle sin consecuencias al ensayar el natural, puso voluntad y empeño para agradar, y así lograr alguna serie de muletazos de tímido son.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 24 de marzo de 2003