Durante el día de ayer el cielo de la capital iraquí volvió a cubrirse con el humo espeso procedente de las trincheras que rodean la ciudad que han sido inundadas con petróleo e incendiadas para confundir a los proyectiles de EE UU.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de marzo de 2003