Seis metros de altura, más de tres de anchura, una potencia lumínica de 50.000 watios, el escudo de la ciudad y el símbolo de la gaiata. Con esta descripción, cualquiera podría ser el monumento gaiater que este año se ha alzado con el primer premio de las fiestas de la Magdalena de Castellón. Sin embargo, fue una, la 15 Sequiol, la que logró más votos para conseguir el primer puesto. Con un sistema de votación que a pocos agrada, la plaza Mayor de la capital de La Plana se llenó ayer de personas pertenecientes a las distintas comisiones de sector. Con un gran elenco de premios a repartir, pocos fueron los que volvieron a su barrio de vacío. Pese a que la mayoría de los artistas e, incluso, los responsables de las propias comisiones mantienen, en privado, la necesidad de revisar los diseños gaiaters, tendentes al barroquismo, también es la mayoría la que opina que un diseño clásico obtiene más votos. De hecho, la gaiata bajo el título L'orgull de l'antigor, ganadora de esta 59 edición de las fiestas de la Magdalena, está diseñada bajo el más clásico y barroco de los conceptos gaiaters, que José Vicente Monroig se encargó de hacer realidad. También la 15 ha logrado el premio a la gaiata infantil con una realización del artista Manuel Breva.
Monumentos de madera y hierro, cargados de bombillas que centellean de forma acompasada, las gaiates, pese a la continua crítica, siguen iluminando cada año los barrios de la ciudad. Se las considera el "centro" de la fiesta. Sin embargo, en muchos casos, los presupuestos que se le destinan son raquíticos y las preferencias, otras. De hecho, no todas las comisiones cuentan con un artista que diseñe y cree el monumento, sino que son los propios miembros los que invierten horas y horas en los talleres para lograr sacar a la calle su monumento.
En cualquier caso, quien sí consiguió ayer concentrar a miles de personas en la calle fue Xarxa Teatre con la Nit Màgica. Un espectáculo que pronto cumplirá su mayoría de edad y que, pese a su constante representación, sigue convocando a los amantes del teatro, el fuego y la pirotecnia. Un recordatorio de las antiguas cordaes que, sin embargo, resulta mucho más seguro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de marzo de 2003