La reunión del consejo de administración de Babcock Borsig España se cerró ayer con polémica. Por un lado, los dos representantes sindicales (UGT y CC OO) se negaron a firmar las cuentas de 2002. Por otro lado, se conoció que la matriz alemana Bacock Borsig, en suspensión de pagos, quiere salir de la española y se la ha ofrecido a la SEPI por un euro, según fuentes sindicales. Además, aseguran que solamente hay carga de pedidos para dos meses y que un grupo de expertos dependientes del administrador judicial ha recomendado una reestructuración de la compañía que implicaría la salida de 400 personas y dejar la firma con 250. Desde la SEPI se aseguró ayer que la empresa no puede volver a manos públicas porque, entre otras cosas, lo impide la Unión Europea, que no deja inyectar un euro más.
Fuentes sindicales manifestaron que la SEPI estaría dispuesta a financiar durante dos meses la negociación de una reestructuración con los sindicatos. Este aspecto, la sociedad pública ni lo confirmó ni lo descartó. Todas las operaciones de venta a Duro Felguera a Alsthom o Hitachi no se han podido consumar. SEPI opera los últimos meses como accionista en la sombra. Esta propuesta se consumará en una próxima reunión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de marzo de 2003