El presidente del grupo parlamentario del PP en la Cámara catalana, senador y candidato a la alcaldía de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, fue agredido ayer por manifestantes contrarios a la guerra, al término de un acto del partido celebrado en Reus (Tarragona). La presentación del candidato del PP a la alcaldía de esa ciudad, Miquel Àngel López Mallol, fue boicoteada por 300 personas que impidieron que el acto finalizara. Tras ser desalojados con contundencia por la policía, los congregados persiguieron a los dirigentes populares, a quienes golpearon y empujaron. Las direcciones nacionales del PSOE y de IU condenaron de inmediato estas agresiones y advirtieron de que no permitirán que el Gobierno les impute hechos violentos.
Los incidentes se iniciaron pasadas las 20.15, cuando los manifestantes se concentraron frente al Centro de Lectura de Reus. La policía les impidió el acceso al edificio, lo cual no evitó que a la llegada de los dirigentes conservadores les lanzaran huevos y tomates. El acto, poco concurrido, se inició sin mayores problemas, hasta que se permitió el acceso al local de un grupo de manifestantes. Portaban pancartas alusivas al conflicto de Irak, y sus gritos contra la guerra impidieron que Miquel Àngel López Mallol terminara su intervención. El PP pidió a la policía que desalojara a los que protestaban.
En el desalojo, los manifestantes fueron golpeados por los agentes, lo que contribuyó a encrespar los ánimos en el exterior del edificio. Algunas furgonetas de la policía acabaron con las ruedas pinchadas y con pintadas de "asesinos" en la carrocería.
A la salida de los dirigentes populares se produjo un tumulto en el que Fernández Díaz y López Mallol se convirtieron en blanco de un lanzamiento de objetos, básicamente macetas, botellas y bolsas de basura. También sufrieron empujones y patadas mientras eran perseguidos. López Mallol se negó a hacer declaraciones y a las diez de la noche estaba camino del hospital porque, según su esposa, se encontraba "muy dolorido".
Los manifestantes, convocados por la Coordinadora por la Paz del Baix Camp, permanecieron en la zona hasta pasadas las diez de la noche, controlados por los antidisturbios.
En declaraciones a este diario, Alberto Fernández dijo que lo sucedido era sólo "un peldaño más" en la campaña de "intimidación" contra el PP lanzada por "gente intolerante". El dirigente conservador lamentó el "silencio" del resto de los partidos ante esta situación, que a su juicio se viene gestando desde hace tiempo. "Hace muchos días que lo advertimos; el discurso político de determinados partidos está crispando demasiado el ambiente", aseguró. Él mismo explicó que al salir del acto recibió "empujones, puñetazos y patadas", así como el impacto de huevos, tomates y una bolsa de basura con trozos de cristal. Anoche se resentía especialmente de un golpe en la oreja y una "pequeña brecha" en la cabeza.
Alberto Fernández explicó que el PP había permitido que los manifestantes accedieran al acto. "Hemos permitido que personas contrarias a la guerra y al PP entraran en el local. Les dejamos que leyeran un comunicado, nos colgaron pancartas por delante y por detrás, y, no satisfechos con eso, se abalanzaron sobre mí".
El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, condenó anoche "enérgicamente" la agresión e hizo un llamamiento al respeto y la tolerancia de todas las opciones políticas, "sea cual sea la posición que democráticamente defiendan en torno al conflicto de Irak".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de marzo de 2003