Los iraquíes parecen haber aprendido las lecciones de la guerra del Golfo de 1991. Tras la desastrosa experiencia de entonces, cuando presentaron batalla en campo abierto, ofreciendo un blanco fácil a la aviación aliada, esta vez han recurrido a tácticas guerrilleras: hostigan a las tropas invasoras con pequeñas emboscadas y oponen una feroz resistencia en los centros urbanos. Como ha declarado el vicepresidente iraquí, Yasín Ramadán, "dejaremos que se den un paseo por el desierto, pero todas nuestras ciudades resistirán".
El régimen iraquí no perdió el tiempo durante los recientes meses de negociaciones diplomáticas para organizar la defensa de su país, situando a los cuerpos de élite de sus fuerzas y diversas milicias irregulares en puntos clave para hacer frente a la invasión. Hasta el momento las tropas británicas y estadounidenses han encontrado resistencia, mayor en algunos casos a la esperada, en Um Qasr, Basora, Nasariyah y Najaf. El objetivo, proclamado ya por los responsables militares iraquíes, es atraer a las tropas atacantes a las ciudades y obligarles a combatir en medio de puentes, calles, edificios y civiles, donde se anula gran parte de la ventaja tecnológica de las fuerzas aliadas.
A este fin, los iraquíes están empleando fuerzas irregulares vestidas de civil para confundir a los atacantes, milicias como los fedayin de Sadam o los guardias republicanos, la élite militar del régimen, para defender Bagdad.
Los fedayin, creados en 1995 por Uday, el hijo mayor de Sadam Husein, están integrados por unos 20.000 combatientes vestidos de negro que son reclutados principalmente en zonas del país leales a Sadam. Constituyen un cuerpo paramilitar de seguridad interna, dedicado a detener y ejecutar opositores al régimen. Fuentes británicas que les comparan con las SS del nazismo les atribuyen la decapitación de mujeres acusadas de prostitución, cortar la lengua a los disidentes y el empleo de mujeres y niños como escudos humanos en los combates de los últimos días en Nasariyah.
La Guardia Republicana está formada por unos 70.000 soldados, repartidos en tres divisiones acorazadas, dos de infantería y una mecanizada. Son un cuerpo privilegiado por el régimen y la mayoría de sus oficiales proceden de Tikrit, la ciudad natal de Sadam. Al contrario que el Ejército regular iraquí, sus unidades nunca se han rendido o abandonado el campo de batalla. Sus divisiones Hamurabi y Medina son las encargadas actualmente de la defensa de Bagdad. La Medina la integran unos 10.000 soldados y cuenta con 250 carros blindados, 250 vehículos acorazados y 600 piezas de artillería.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de marzo de 2003