El rugir de los aviones se dejó sentir durante todo el día, incluso pasada ya la medianoche, al norte de Erbil, capital del Kurdistán iraquí. Y era ya madrugada en la estratégica región fronteriza con Turquía cuando se confirmaba el destino de ese estruendoso movimiento militar: un aeropuerto que paracaidistas de la 173ª Brigada Aerotransportada, con base en Italia, tomaron sin encontrar al parecer mayor resistencia. Se trataba de la primera presencia significativa de tropas estadounidenses en el frente norte, paralizado hasta ahora por la negativa turca a que su territorio sirviera de base para la invasión.
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La operación que concluyó anoche con la toma de un aeropuerto iraquí constituyó el mayor despliegue de tropas de EE UU en el norte de Irak desde el comienzo del conflicto. Ya había allí, no obstante, algunas unidades especiales que, en los últimos días, y en cooperación con los milicianos kurdos opuestos a Sadam Husein, han participado en operaciones de comandos, mientras que la aviación aliada ha machacado insistentemente objetivos iraquíes en Mosul y Kirkuk.
Una fuente del Pentágono citada por The Washington Post aseguró de madrugada que la operación marcaba "el comienzo del frente norte", que estrecharía el cerco sobre las fuerzas de Sadam Husein. Según la CNN, uno de cuyos enviados acompañaba a los paracaidistas, en los próximos días se transportarán a la región más tropas y material, incluyendo tanques Abrams y vehículos de combate Bradley. La fuerza aerotransportada ayer incluía compañías de fusileros, unidades armadas con morteros y misiles antitanques, francotiradores, equipos antiminas y otros efectivos.
Se trata de una de las más complejas operaciones de aerotransporte de fuerzas de combate desde la Segunda Guerra Mundial, según el Post, que cita a oficiales de la brigada 173ª, según los cuáles éste ha sido el mayor lanzamiento de paracaidistas norteamericanos desde la invasión de Panamá en 1989.
El despliegue militar contribuye a la desactivación de la amenaza de que, al menos en plena guerra, se produzca una invasión turca en el norte de Irak. La oposición a Sadam expresó ayer en Erbil su satisfacción por el compromiso del Ejército de Turquía de "coordinar" con EE UU su presencia militar al otro lado de la frontera común. "El foco de atención debe estar en Bagdad, y no aquí", advirtió el portavoz de la oposición kurda, Hoshiar Zebar, quien ofreció garantías a Ankara de que "Irak seguirá siendo un solo país" tras la caída del régimen.
Los líderes políticos islamistas turcos han sembrado en los últimos días la confusión sobre el papel de su país en el conflicto. El ministro de Exteriores, Abdalá Gül, reconocía el martes que el Gobierno de Ankara estaba dispuesto a desplegar nuevos soldados dentro de una zona tampón de 20 kilómetros dentro de Irak. Pero el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Hilmi Ozkok, descartó el inmediato envío de nuevas tropas al país vecino, una decisión que hubiese podido desencadenar enfrentamientos con las milicias kurdas que controlan el territorio autónomo desde 1991.
"Creo que las Fuerzas Armadas turcas sólo tomarían la decisión de enviar tropas adicionales al norte de Irak en el caso de que nuestras fuerzas que ya se encuentran allí fueran incapaces de afrontar tales peligros y amenazas . Todo se hará de forma coordinada con Washington", afirmó el general Ozkok en Diyarbakir (sureste de Turquía).
Los partidos kurdos aceptan la presencia de entre 1.500 y 2.000 soldados y unos 50 carros de combate que Turquía comenzó a destacar en el norte de Irak a partir de 1994. Pero rechazan cualquier alteración del statu quo y amenazan con "abrir fuego" si hay una nueva incursión turca. La mediación en Ankara del enviado del presidente George W. Bush para la oposición iraquí, Zalmay Jalilzad, junto con la amenaza de un recorte de ayudas de EE UU y la UE a la depauperada economía turca, parecen haber contribuido a desactivar la temida invasión.
Washington también se había apresurado a crear un mando militar en el norte de Irak, antes incluso de contar con tropas suficientes para abrir un nuevo frente. Su comandante, el general del cuerpo de Marines Pete Osman, se entrevistó ayer en Erbil con los líderes de la comunidad turcomana, una minoría de origen turco que el Gobierno de Ankara teme que pueda ser perseguida por kurdos y árabes iraquíes. Para escenificar el encuentro, rodeado de fuerzas especiales de EE UU armadas con fusiles M-16, Osman eligió el hotel donde se aloja la mayoría de los periodistas extranjeros en la capital kurda.
Le acompañaba el portavoz de la oposición, quien aprovechó la presencia de la prensa para celebrar "el importante compromiso de Turquía de no enviar nuevas tropas a una zona tan delicada como el norte de Irak". Antes de desplegar tropas, EE UU se ocupó de neutralizar con misiles la amenaza de la guerrilla islamista de Ansar el Islam, que opera en una región montañosa del Kurdistán en la frontera con Irán, y de sortear el peligro de un enfrentamiento en los límites con Turquía entre milicias kurdas y tropas turcas. "Los kurdos no buscamos la independencia", remachó su declaración contemporizadora Hoshyar Zebari, "sino un Irak unido, federal y democrático".
Tras destacar que la coordinación entre Turquía y la coalición encabezada por Estados Unidos contribuirá a dar mayor estabilidad a la zona, el portavoz de la oposición afirmó que la aviación estadounidense proseguía ayer sus bombardeos sobre Mosul y Kirkuk. "No sé cuántos soldados de EE UU hay desplegados ahora mismo aquí", replicó a los periodistas, "pero les aseguro que el frente norte está siendo activado". La posterior toma del aeropuerto constituyó horas después la mejor prueba.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de marzo de 2003