La alcaldesa de Pamplona, la regionalista Yolanda Barcina, reconoció ayer que las obras que realizó en 1990 en su vivienda particular carecían de las preceptivas licencias municipales. La alcaldesa respondía así a la denuncia formulada por cinco representantes de movimientos vecinales, que aseguran que Barcina realizó trabajos ilegales en su ático del barrio pamplonés de Mendebaldea. La primera edil y candidata a la reelección aduce que tenía permiso de la comunidad de vecinos y que entonces ella era profesora de la UPV en Vitoria, estaba al margen de la política y desconocía que tenía que pedir las licencias municipales.
Barcina y su esposo, el arquitecto José Vallejo, unificaron siete trasteros bajo cubierta y los unieron después mediante una escalera privada a su ático, convirtiendo su casa en un dúplex de 188 metros cuadrados. La normativa de edificación municipal de Pamplona prohíbe expresamente unir trasteros a viviendas o destinarlos a uso residencial.
Toda la oposición considera "muy graves" los hechos denunciados y esperan una explicación personal de la alcaldesa en la comisión de Urbanismo, que se reunirá el próximo viernes.
Joxe Abaurrea, portavoz de la ilegalizada Batasuna, en el Grupo Mixto, ha solicitado incluso una comisión de investigación. "Además de la revalorización económica de la vivienda y del enriquecimiento injusto que la alcaldesa percibiría si la vende", señaló, "los hechos tienen repercusiones hoy pues las tasas municipales que Barcina ha pagado todos estos años por los 87 metros cuadrados de trasteros convertidos en vivienda no se corresponden con el uso real habitable que han tenido".
Barcina reconoció ayer que hubo "un trámite administrativo" que no realizó: pedir las licencias. Insistió en que los vecinos permitieron los cambios. "De hecho, los otros cuatro vecinos que poseen áticos han hecho lo mismo", aseguró la alcaldesa, quien se negó a convocar una reunión urgente de la junta de portavoces y consideró que la denuncia forma parte de una campaña de acoso del entorno de ETA.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de marzo de 2003