"Cuando yo reciba, acércate, que te la dejo", parecía decirle Raúl a Baraja, en plena travesía del primer tiempo, en el partido de ayer. Con el marcador en contra y con el central ucranio Fedorov colgado de su cuello, de espaldas a la portería mayormente, al delantero madridista le costó un potosí encontrar una rendija por donde perfilarse para rematar o desmarcarse. Entonces bajó al medio campo a encontrar soluciones sobre la marcha. Desde pedir apoyo a Baraja hasta tirarse a la banda para intentar el dos para uno con Salgado, pasando por el desmarque para recibir balones largos. Raúl buscó soluciones durante 80 minutos. Y si España terminó levantando un partido ahogado fue por dos goles en los que participó activamente: desde el plan hasta la ejecución. Su contribución al juego de su equipo, su implicación en el proceso de pelota, le distanció de Shevchenko hasta ponerle muy por delante en el balance de su producción.
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De entrada, un par de obstáculos acotaron el potencial de Raúl. Primero, el gol de Ucrania y el repliegue sobre el área de Shovkovsky. Segundo, el hecho inusual de tener que jugar como 9 puro, sin una referencia como la que representan otros compañeros como Ronaldo, Tristán o Morientes. En este sentido, Raúl se vio empotrado contra la defensa de Ucrania, sin espacios y muy marcado.
Al contragolpe, Shevchenko encontró espacios. A Raúl le resultó casi imposible, seguido por donde fuera por Fedorov. Fue la principal diferencia en el desempeño de los dos jugadores más carismáticos del partido de ayer. Shevchenko intervino poco, pero cuando lo hizo fue decisivo -su asistencia en el primer gol de su equipo, por ejemplo-. Raúl siempre bajó a pivotar, buscó socios, distribuyó el balón en el medio campo y volvió a recibir al área contraria. Allí le esperaron hasta tres marcadores escalonados. No pudo desbordarlos y cuando recibió o lo hizo de espaldas y acosado, o le hicieron penalti -como un agarrón de Fedorov-, o controló mal. Ucrania se defendió con dos líneas.
Así penó Raúl hasta los últimos quince minutos. Los cambios de Guti por Valerón y de Tristán por Vicente aclararon la perspectiva de Raúl. El madridista hizo el primer gol por perseverar en ir detrás de cada centro. En el segundo tanto de España no hizo más que llevar a efecto la idea que había concebido durante la primera parte. Recibió de espaldas, atosigado, descargó a Baraja y éste, en vez de disparar, metió el pase interior a Etxeberria para que definiera. Sáez explicó su cambio en la segunda parte: "Pretendía que Raúl y Tristán estuvieran lo más arriba posible. Tristán escorado por la izquierda, sacrificándose un poquitín en la defensa y encarando para intentar el uno contra uno y tirar a gol. El primero, de hecho, fue un calco de lo que preveíamos. Además, Raúl ha vuelto a demostrar que nunca le pierde la cara al partido por difícil que se ponga".
El seleccionador aclaró que fuera de España insistirá en el sistema de 4-5-1, con un solo punta. "En cada momento lo intentamos", dijo; "ya lo hice una vez en casa. Fuera, teniendo en cuenta la gente que tenía, con Valerón y Guti, prefería hacerlo así. Hay partidos que preferiría jugar con cuatro delanteros. En otro momento no será así. Las circunstancias mandan".
En su duelo personal con Shevchenko -era su quinto enfrentamiento- Raúl se impuso claramente. Según las estadísticas, el ucranio hizo un remate, un centro al área y sufrió siete pérdidas de balón. Raúl marcó un gol, tiró dos remates fuera y dos a la portería, metió un centro al área, tuvo nueve pérdidas del balón y sufrió tres faltas.
Guti admitió que se sintió muy incómodo con los marcajes individuales en un campo deteriorado: "Sí, es incómodo y sobre todo raro. Es difícil ver en el mundo del fútbol actual marcajes así. Además, a ellos les benefició mucho que el campo estuviera mal".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de marzo de 2003